Si no se persiguen los sueños, nunca se podrán alcanzar. Nacida en Motril, pero afincada en Córdoba desde hace más de 12 años, Abbie Glir (32 años) es violonchelista profesional. Hace tres años le diagnosticaron esclerosis múltiple, un desafortunado obstáculo que no le ha impedido celebrar la efímera vida con fe y alegría. Hace más de diez años que desea grabar un disco como solista y el momento de cumplir su sueño es ahora. Para hacerlo realidad, ha lanzado una campaña de crowdfunding, a través de GoFundMe, y poder comprar un nuevo violonchelo y grabar el disco.

Reportage gráfico: RAM

Pregunta. ¿Cuándo comenzó tu carrera musical?

Respuesta. Empecé en el mundo de la música con nueve años. Se nos pasó el plazo de inscripción, así que empecé un año más tarde. Fui la segunda nota más alta del conservatorio, pero al ser más mayor que los demás niños, tenía la última preferencia para escoger el instrumento. El violonchelo fue la primera vez que se tocaba en mi ciudad y no era muy conocido, por lo que nadie lo elegía.

Cuando llegué a mi primera clase de violonchelo fue algo muy bonito porque lo primero que hice fue echarle resina al arco, que me explicasen las partes del cello y me hicieron hacer pizzicato que es una técnica musical que es como un pellizquito en la cuerda. Esto suena un poco cursi, pero ese primer contacto que yo tuve con el instrumento a mí me cambió la vida. Me enamoré, fue como ¡qué guay! Yo creo que desde el primer momento que yo empecé con el cello tuve muy claro lo que quería hacer como profesión.

P. ¿Cómo te ha ayudado la música a lo largo de tu vida?

R. Yo creo que la música es algo que nos ayuda a todos y a mí personalmente me ayuda mucho a expresarme. Cuando a lo mejor tengo ansiedad o estoy nerviosa es una forma de desfogar. En mi caso, que soy creyente, me gusta mucho ponerme música para meditar y orar, es algo para mí fundamental. Yo creo que sin música, no sé cómo sería mi vida, no me imagino la vida sin música.

P. ¿Qué quieres transmitir a través de tu música?

R. Yo quiero transmitir a las personas lo mismo que yo recibo. Es paz, levantar a la gente el ánimo. Yo creo que la música es algo muy terapéutico, que es algo muy poderoso y creo que ayuda mucho en las emociones. Si alguien tiene un mal momento, tiene ansiedad y quiere sentir paz, yo creo que mi música le puede ayudar a encontrar esa calma.

Mi sueño es llenar teatros y que esa gente pueda olvidar por un momento sus problemas, que se olviden un rato de qué es la ansiedad o la depresión. Eso es lo que a mí me gustaría transmitir, que sea de ayuda y que sirva de refugio a las personas que lo están pasando mal. Por ejemplo en mi caso son las personas que padecen yo, la esclerosis múltiple.

P. ¿Cómo fue ese momento en el que te dicen que tienes esclerosis?

A mucha gente le choca lo bien que llevo la enfermedad. Claro que son duros los primeros momentos cuando yo me veía con 29 años, que te tiene que duchar tu madre, que no puedas comer porque se te cae la comida de la boca, que no puedes andar por ti misma… Conozco compañeros míos con esta enfermedad que han dejado de andar, han dejado de ver han dejado de sentir, incluso han tenido que aprender a hablar o a escribir. Es algo que tú sabes que en cualquier momento tu vida cambia.

«Tú sabes que en cualquier momento tu vida cambia»

R. Fue duro, fue bastante duro porque algo dentro de mí sabía que algo me iba a pasar. No lo puedo explicar. Se me viene todo el rato el Libro de Job. En la Biblia era un hombre que pasó por muchísimas calamidades, se puso enfermo, perdió su hijo, su casa y lo perdió todo. De repente, como tenía ese libro en mi cabeza rondando todo el tiempo. Yo decía «Señor ¿qué está pasando?» Yo le he daba muchas vueltas a eso. Yo estaba preparada, pero una noticia así no le ayuda a nadie ni le hace feliz. Tanto la música como mi fe en Dios me ayudaron mucho a tirar para adelante, ser fuerte y decir «¿sabes qué señor? Está bien, lo que me tiene que pasar, me va a pasar. Yo voy a estar bien, tu vas a estar conmigo».

Yo tuve una introducción a la enfermedad bastante heavy, dura y agresiva. Es verdad que tuve un trayecto en el que me costó mucho recuperarme, pero ahora gracias a Dios estoy estable. Uno tiene que aprender a convivir con la incertidumbre. Hoy uno sabe cómo está y mañana no sabes cómo vas a estar. Tienes que ser fuerte, te tienes que preparar para todos los escenarios. Tienes que aprender a prepararte. Y ya está, no queda otra.

En esta enfermedad se lucha mucho con la depresión. Yo he padecido depresión mucho tiempo. Yo me levanto y solo tengo ganas de llorar. Hay mañanas en las que parece que me ha atropellado un camión, a veces tengo las manos completamente rígidas, con dolor en toda articulación, mañanas en las que me fallan las piernas. Yo me tomo la enfermedad un poco chiste, ¿no? Tendremos que echar alegría a la vida, si no, la vida nos come.

«Tendremos que echar alegría a la vida, si no, la vida nos come»

Tuve un síntoma muy feo con mi tratamiento, me picaba el cuerpo horrores, pero es que si me rascaba, me dolía. Era una lucha entre «o me muero del picor o me muero del dolor». También tuve que ponerme un parche, aquello era un cachondeo porque yo decía enferma, pero guapa. Sí, mi enfermedad fue agresiva, pero ahora mismo estoy estable y agradecida.

P. Te has mantenido siempre con una actitud positiva y con ganas de vivir. ¿Qué le aconsejas a las personas que sufren cualquier enfermedad?

R. Yo creo que una de las cosas importantes es que aprendan a no sentirse una carga, que entiendan que los seres humanos estamos para ayudarnos los unos a los otros, que se dejen ayudar, que se dejen querer y que piensen que las personas que están al lado de ellos los quieren ayudar, que quieren estar con ellos y que disfruten la vida. Está claro que es muy difícil este tipo de condición, tanto esta enfermedad como otra cualquiera.

Muchas veces no es tan fácil como que la gente te venga y te diga «¡oye tía, tío, anímate!». No es tan fácil porque, en nuestro caso, no es que estemos a veces deprimidos porque nos ha pasado algo malo, sino porque nuestro cuerpo se siente tan enfermo que una forma de desahogarse es ese sentimiento que el mismo cuerpo te produce y que tú te sientes así. Es permitirte tener un día de bajón, no todos los días tengo que estar bien y, los días que estés bien, intentar comerte el mundo. La mente es algo muy poderoso y creo que la actitud es el setenta por ciento de cómo tú vas a llevar tu enfermedad.

«Es permitirte tener un día de bajón»

Mi madre sufre una artritis reumatoide muy agresiva. Tiene las manos completamente deformadas y yo he conocido a mi madre toda la vida sonriendo. Mi madre siempre ha sido un ejemplo para mí, riéndose de su propia enfermedad, riéndose de su condición. Yo creo que eso es algo muy importante, la vida siempre nos puede traer las cosas malas y nos pueden pasar cosas de todo tipo, pero nosotros tenemos el poder y la decisión de decir «voy a vivir, voy a disfrutar la vida como pueda». Sin ver pero oliendo, escuchando los pájaros, disfrutando en la medida en la que cada uno pueda, pero creo que es muy importante no rendirse. Y la actitud de decir que si la vida me echa narices, pues más tengo yo.

«Es muy importante no rendirse»

P. Y un día te levantas y dices «voy a lanzar una campaña de crowdfunding«. ¿Cómo fue?

R. Pues conozco muchos artistas que me gustan mucho y que me inspiran. Sé que ellos se mueven con estos temas de crowdfunding, de mecenas, en los que la gente dice «me gusta lo que haces, te apoyo». En España no es muy conocido, pero en países como Estados Unidos funciona súper bien. Quería intentarlo y me apetece hacer algo por mí sola. Es mi sueño desde hace más de diez años. Quería sacar un disco como solista, pero siempre lo posponía hasta que después de mi enfermedad me dije «no me la juego más». No voy a esperar más, hoy estoy y mañana no estoy, hoy puedo tocar y mañana puede que no pueda. El día es hoy y si lo puedo grabar hoy y mañana llega el día en que no puedo. Voy a disfrutar de eso.

Necesito un cello acorde al nivel que tengo y tengo el sueño de hacer el disco, pero no tengo ese dinero. Es una cantidad bestial. Un instrumento, como el que necesito, ronda los 15.000 euros y un disco profesional cuesta unos 5.000 – 6.000 euros. La campaña que he lanzado es para intentar recaudar 20.000 euros. Si no consigo para pagar el instrumento, al menos para el disco. Y sino, pues empiezo a actuar y a luchar por ese sueño de poder bendecir y dar a la gente algo que puedan disfrutar.

«Empiezo a luchar por ese sueño de poder bendecir y dar a la gente algo que puedan disfrutar»

Para mí, mi profesión es terapéutica y también es ocio, hacer disfrutar a las personas. Uno de mis problemas es que soy muy exigente y no he hecho cosas por no tener los recursos para hacerlo. Yo soy de la escuela de «para hacer mal, no lo hago» y no debería ser así. Voy empezando a dar pasitos. Si lo conseguimos bien y si no, pues bueno, el que pierde es el que no lo intenta. Vamos a intentarlo ¿no?

P. Comprar un instrumento y sacar un disco no es el único motivo de esta campaña para ti ¿no? ¿Que otra motivación tienes al contar tu historia?

R. Lo que me gustaría también con esta campaña es visibilizar la esclerosis múltiple. Que mi vida y mi testimonio pueda ayudar o a inspirar a otros. La enfermedad es algo muy duro, pero si puede vivir, se pueden hacer cosas. Quiero que las personas que sufren alguna enfermedad se animen. Quiero que esto sirva de algo, que las personas no se vuelquen solo con mi proyecto, me gustaría que se empiece a donar para la investigación en esclerosis porque no solo me ayudará a mí, sino también a mis compañeros, a mi familia, como yo les llamo.