La verdad sospechosa

Javier Vargas

Abogado

Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, autor dramático del Siglo XVII, a la altura de las grandes figuras del Siglo de Oro, pero menos conocido que ellos, escribió un libro llamado La verdad sospechosa. En uno de los pasajes de dicha obra teatral, dice textualmente: “Que la boca mentirosa incurre en tan torpe mengua, que solamente en su lengua es la verdad sospechosa”.

Esto es aplicable al Gobierno actual. En relación al tema que tiene que ver con la Justicia, todo es mentira, y nulo. No ha hablado con nadie, ni con el Poder Judicial, ni con el Consejo Fiscal, Consejo General de la Abogacía, Consejo General de Procuradores, Cuerpos de Letrados de la Administración del Estado, ni sindicatos de funcionarios públicos.

El Decreto Legislativo publicado en el día de ayer es indicativo de lo que el otro día escribí en un artículo que denominé Los juristas en los tiempos del cólera. Se ha confirmado que el Poder Judicial y todos los que colaboramos dentro de él, de una manera u otra, debemos de ser una especie de necios o fatuos incompetentes para decidir, en la terrible situación actual, cómo y de qué manera legal, debe de regularse, con carácter práctico la situación, en este confuso, por no decir ilegal estado de alarma.

Imagínese el lector de este artículo de opinión, que el que lo suscribe que no tiene ni idea, entre otras cosas, de hostelería y restauración y me encargaran que regulase esta área económica tan importante. Les aseguro que sería un desastre.

La diferencia en el último ejemplo que he puesto con el primero es que estamos hablando de un poder del Estado y no de un área económica. En este orden de cosas, no sé qué bedel de los muchos que gozan los múltiples ministerios ha intuido las soluciones prácticas a los problemas procesales y luego, a través de la correspondiente correa de transmisión la ha llevado al Gobierno para, mediante copia del mismo, establecer esta “verdad sospechosa”. Todo es mentira. El Gobierno controla todos los medios audiovisuales y tiene potentes terminales mediáticas en la prensa escrita, e incluso en la emisora de radio oficial de España, y a través de este entramado pretenden hacer ver unas imágenes deformadas en el fondo de la caverna que nada tienen que ver con la luz del día. No sé si los ciudadanos se creen esas imágenes deformadas y oscuras, pero creo que ya más de uno está saliendo a la luz del día y empiezan a ver la realidad.

No soy quien debe defender a los jueces, ellos tienen su órgano de gobierno, y lo ha hecho. Las declaraciones en televisión del vicepresidente español, don Pablo Iglesias, son un verdadero atentado a la independencia del Poder Judicial, lo diga quien lo diga, y más sus 31 defensores que están intentado vender la burra de que esto pertenece a la libertad de expresión. Entre estos está un exmagistrado que en su día fue condenado por el Tribunal Supremo, y que gozaba del sobrenombre de “juez estrella”, su gran íntima amiga es la Fiscal General del Estado, anterior ministra de Justicia, del Gobierno de don Pedro Sánchez. Este apoyo indica quién está moviendo los hilos del teatral Gobierno español y sospecho vehementemente, y nos es una verdad sospechosa, que están los totalitarios que no pretenden regular el orden y convivencia normal de los ciudadanos, establecidos en nuestra carta magna, como una palabra social que nos dimos todos en aquellas fechas, sino precisamente cuestionarla y atacarla. No queremos nuevos Lenins, ni Estalines, ni Hitlers, ni Mussolinis, y por supuesto no creo en el mundo feliz que ellos patrocinaron y patrocinan, todos bebieron en las fuentes de Platón, luego Hegel en el Siglo XIX y de ahí crearon sus respectivos mundos felices, claro sin libertad. En esos mundos felices, que ya el escritor Aldous Huxley escribió con tal título a principios del Siglo XX, era todo uniforme, aparente, seriado y solamente un fallo en la producción de humanos provocó que uno de éstos pudiera pensar por sí mismo. El “soma” ya no servía. Platón estableció 15 años para doctrinar a una generación y manipularle la cultura y la forma de ver la realidad. Estos idealistas en su mundo feliz mantienen las tachas, los privilegios, no cabe el amor individual, solamente es la colectividad, véase el Código Penal soviético de 1922. Los abogados que sobrevivieron a los fusilamientos pasaron a denominarse “camaradas sin profesión especial”; en adelante era un camarada del partido, experto en leyes de aquel fenecido sistema que defendía a los que cometían delitos contra la colectividad, no se conoce de ninguno que fuera absuelto,  pues el tribunal también era del partido.

Estamos en un momento histórico, donde se utilizan términos o mejor dicho categorías, donde los anteriores citados regímenes se autotitulaban democráticos, como la Venezuela actual.

Tenemos todos los juristas que dar un paso adelante y defender nuestro Estado de Derecho, donde como dije el otro día el poder responde ante la Ley, y que no se nos diga desde la vicepresidencia que los poderosos son tratados prevaricadoramente por los tribunales, para absolverlos. Eso es mentira y puedo dar fe que quitando casos puramente anecdóticos, aquí respondemos todos ante la Ley; habrá más o menos aciertos, para eso están los recursos que tienen su razón de ser en la falibilidad humana. Puesto que la Justicia no la hacen los dioses sino los seres humanos, libres e independientes y sometidos al imperio de la Ley.