REDACCIÓN – INSITU DIARIO
Loida Lucena Matías es una auxiliar de enfermería cordobesa que hace unos días decidió viajar hasta Madrid para ayudar debido a la aparición del coronavirus. Esta sanitaria procedente de Almodóvar del Río no se lo pensó dos veces y cuando vio que necesitaban sanitarios se implicó en lo que sería toda una aventura.
Hoy, desde Madrid, cuenta cómo vivió el traslado hasta la capital y cómo vive ahora la situación en el hospital 12 de Octubre, donde se encuentra en estos momentos.
La auxiliar narra que estaba en su casa viendo las noticias y se sentía impotente, ya que tenía la posibilidad de ayudar y no quedarse «con los brazos cruzados». Por ello, tras ver multitud de anuncios en las redes sociales donde se buscaban voluntarios, tomó la decisión de escribirles, obteniendo respuesta a los dos o tres días.
La sanitaria recibió una llamada del hospital 12 de Octubre diciéndole que si estaría dispuesta a viajar, oferta que aceptó en ese mismo momento. Cuenta que el chico que la llamó estaba muy agobiado y que incluso escuchó cómo le decía a sus compañeros «sí, tengo a una, ¿le digo que se venga ya?». Tras la llamada, ese viernes Loida recogió las cosas necesarias para viajar hasta la capital y tras recibir el certificado que le permitía desplazarse, tres días más tarde se presentó en Madrid.
Hasta la ciudad llegó sin tener un lugar fijo donde quedarse, puesto que aunque una familia se prestó a acogerla en su casa sin conocerla de nada, no se atrevió a alojarse con ellos después de saber que esta pareja tenía dos niños pequeños. Al final, consiguió quedarse el primer día en la casa de una conocida, aunque en el camino a la vivienda de esta chica se encontró con la bondad de un chófer de autobús que hasta la invitó a su casa con su mujer para que pudiese cargar su móvil, ya que anteriormente se había quedado sin batería y no podía llamar para que la recogiesen en la capital.
Cuenta que «solo tuve que hospedarme un día con esta chica puesto que al día siguiente me prepararon una habitación en un hotel habilitado para los sanitarios que llegamos de fuera»
Foto: Loida Lucena Foto: Loida Lucena
Del mismo modo, relata que actualmente todas las ayudas son pocas y que siguen necesitando sanitarios. A parte, dice que «el problema es que al no tener el material EPI necesario, los trabajadores del hospital se contagian y se dan de baja diariamente».
«Ahora, hemos llegado gente de fuera y estamos dando un tirón, pero si aparece otro pico de coronavirus no va a haber personal suficiente«. Explica que los sanitarios se acaban y si no los protegen no habrá gente que pueda ayudar a los afectados.
Loida destaca que «algunos días a falta de trajes protectores nos hemos tenido que poner bolsas de basura para protegernos»
Al hablar de su familia dice que esta le dijo que era una locura e incluso intentaron convencerla para que no se fuese; pero para ella pesó más ayudar a las personas enfermas que asegurar su salud en su casa y al mismo tiempo no olvida que muchos de sus compañeros al llegar y ver la situación han decidido dar un paso al costado por no ser capaces de sobrellevar la crisis tan dura que se está viviendo en los hospitales.
Aun viviendo circunstancias muy crudas, la sanitaria puntualiza que no se ha planteado volver a casa y dejar su puesto en el hospital, debido a que para ella es más fuerte la necesidad que tiene de ayudar y de hacerle la estancia más amena a esos enfermos que están solos y no tienen con quién hablar.
Loida Lucena, aunque muchos la clasifiquen como una superheroína más de los que están al pie del cañón, cree que simplemente está ejerciendo su profesión y que aunque ahora sea con unas características especiales «el trabajo es el mismo, pero en estos momentos se nos está valorando muchísimo más, por el hecho de exponer nuestra vida».
Lo que más ha marcado de forma positiva a esta cordobesa en esta vivencia es que «la sociedad se ha hecho más humana a raíz de la situación que se vive» y expresa que todo el mundo se ha volcado con ella, incluso sin conocerla de nada.
Loida apunta que en una charla con la mujer de la familia que se ofreció a acogerla el primer día que llegó, le expuso que tenía que buscar algún sitio para comprarse unas nuevas zapatillas, ya que de tanto lavar las suyas se habían desgastado, y la mujer, que casualmente calzaba el mismo número que la chica, le ofreció unas que tenía en su casa sin estrenar.
A la hora de hablar de lo que más le ha marcado negativamente esta joven coge aire, suspira y tras unos segundos cuenta que son muchas cosas las que le han marcado, pero explica que «quizás lo más duro es ver como la gente tiene que morir sola porque no tienen a nadie que pueda estar con ellos en los últimos momentos» o ver «como solo puedes dejar pasar a un familiar a despedirse de su ser querido antes de fallecer, porque solo puede pasar una sola persona».
«Es muy duro saber que a tu paciente le han puesto medicamentos paliativos porque ya no va a ser capaz de superar la enfermedad«, afirma Loida con la voz entrecortada. Apunta también que no es duro vivirlo una vez, sino que lo más seguro es que «al día siguiente lo vuelvas a vivir».
Loida está muy agradecida con la solidaridad de la gente y recalca que esto es «algo positivo en el confinamiento».

