No se sabe qué pasa en los barrios cordobeses a las 20.00 horas, pero los vecindarios se transforman. Y no, no me refiero a los aplausos. Esto solo es el pistoletazo de salida a una fiesta continua que rompe con la monotonía diaria del confinamiento.
El protagonista de hoy es Javier Vera Roldán, un vecino del barrio de La Fuensanta. Aunque Javier se dedica «al aire acondicionado y la calefacción», saca sin problema su faceta más artística y musical en la terraza de su casa. Solo necesita un micrófono, su altavoz y muchas ganas de diversión.
Tal vez alguien recuerde el cuento de La Cenicienta. La princesa tenía que volver a su casa porque el hechizo se terminaba. Con los cordobeses parece que sucede al contrario. A las 20.00 horas, por arte de magia se hace la música.
«Yo mañana a las ocho tengo que ir a trabajar a la obra. Con todo el cuidado que pueda tener. Hacer esto todas las tardes es una forma de salir de la rutina«, cuenta el protagonista. Hacer la cuarentena más amena es la clave de una supervivencia sana en tiempos del coronavirus.
Las circunstancias han obligado a Javier a convertirse en el DJ de su vecindario en tiempo récord. Como todo DJ también prepara sus espectáculos con tiempo de antelación. «Todos los días voy preparando un poco el repertorio. Voy apuntando algunas canciones que se me ocurren y otras las veo en Internet».
«Veo, veo», grita Javier.
«¿Qué ves?, responden los vecinos.
«¡Muchos vecinos que vamos a bailar!», les contesta todas las noches.
Así se inicia, ya de forma espontánea y como si de un ritual milenario se tratase, el show de Javier. Aunque esta iniciativa surgió hace pocos días, parece que lleva toda la vida. Los vecinos esperan con ganas la hora punta. «Qué pasa, Vera. ¿Hay actuación esta noche?». Es la presión del público y Javier parece estar ya acostumbrado. «Entre semana suelo poner cuatro o cinco canciones», pero no descarta aumentar su playlist personal.
Javier no se limita a poner música por un altavoz. Este vecino ha decidido ir más allá. El mensaje de agradecimiento y ánimo en unas jornadas tan duras no falta. «Ahora mismo todos estamos pasando por lo mismo. Hay que tener mucha fuerza y mucho ánimo», concluye.
Gestos como el de Javier no deberían pasar desaprecibidos. Cuando toda esta tormenta acabe, el sabor amargo de un aislamiento será recordado gracias a este tipo de iniciativas. Gracias a vecinos como «Vera».