El arquitecto y diseñador Amador Esteban Risueño nos cuenta cuándo comenzó a hacer ilustraciones y difundirlas por redes sociales. Aunque su profesión es ser diseñador de exposiciones, interiores, stands, etc. nos confiesa que lo que siempre le ha gustado hacer es dibujar y ha encontrado en la ilustración su vía de escape.

Soy Amador Esteban, aunque firmo como Amador Risueño cuando hago ilustraciones o escribo y me dedico en realidad a diseñar. Soy arquitecto, aunque últimamente me ha dado por dibujar. Para mí es un entretenimiento.

Pregunta: ¿Cuándo comenzaste a hacer este tipo de contenido para redes sociales?

Respuesta: Eso lo empecé a hacer en la pandemia. Me quedé, como todo el mundo, sin trabajo y mi sector además estuvo parado casi casi un año y, por aburrimiento, empecé a dibujar. Coincidí con un par de ilustradores que vieron lo que hacía, les gustó y me animaron a seguir.

P: ¿En qué te inspiras a la hora de hacer las ilustraciones?

R: Son imágenes, lo que hago es construir imágenes. Yo trabajo siempre desde el humor, desde la ironía o la metáfora visual. Y no, no hay explicación. Surgen las ideas, muchas veces por algún tema cotidiano, otras veces por algún objeto que te encuentras y le intentas dar la vuelta, no sé…es un lenguaje muy fácil para mí. Me sale solo. Si me sigues un poco en redes sociales habrás visto que prácticamente subo un dibujo diario. Hoy, por ejemplo, he subido dos. Normalmente me llevan poco tiempo, un cuarto de hora o media hora aproximadamente. Es fácil.

P: ¿Qué tiene que tener alguien para ser considerado buen ilustrador?

R: Uff no lo sé… yo no me considero un buen ilustrador, de hecho, me han tenido que empujar mucho para que publique. Al final la clave me la dio mi hijo que me dijo: “si a ti te sirve tú hazlo”.

P: ¿Alguien de este ámbito a quién admires?

R: Hay muchos. De aquí de Córdoba trabajo mucho con Pedro Peinado que es muy bueno y de hecho es con quien voy a montar la exposición. Luego hay un alemán, Tony Futura, que me gusta mucho porque trabaja con la misma línea que yo. Trabaja mucho con la ironía y con el humor y me parece muy divertido, muy ácido también. Probablemente es en el que más me he fijado últimamente.

P: ¿Qué pretendes conseguir con las ilustraciones?

R: Yo siempre había querido dibujar y nunca me lo había permitido porque aspiraba a demasiado. En el momento en el que aspiro a demasiado me bloqueo, pero con lo que hago como no es mi medio de vida, no necesito venderlas, no quiero dar ningún salto que me haga bloquearme otra vez y pararme. Esto me ayuda, me está animando y me está ayudando a conocer mucha gente.

Me estoy metiendo en ambientes en los que, hasta ahora, estaba un poco lejos y eso si me gusta. Al final vas entrando un poco en el mundillo cultural de Córdoba, que siempre he estado muy al margen. Yo llevo muchos años peleando en Córdoba por mi profesión, por lo que yo hago de verdad, que es el tema, sobre todo, de interpretación de patrimonio. Córdoba tiene mucho que hacer en ese campo todavía y me sorprende que a mi ahora sí me estén llamando y tenga algo de repercusión por las ilustraciones, pero no por mi trabajo, mi profesión y por lo que de verdad he puesto empeño, no haya recogido frutos. Eso sí es un poco triste y frustrante para mí.