‘Concineamiento’ (IV): Realidad vs. Ficción

El zapato de Hrundi

Una sección de cine y series de Alberto Armas

“Afortunadamente estoy siguiendo un régimen de drogas bastante estricto para mantener la mente, ya sabes, ágil”.  El gran Lebowski.

¿Qué tal, pussycat?

-No me llames así, yo soy La Juani.

-Perdóname, Wonder woman.

Olvídate de mí.

Rápida y mortal, como a mí me gusta. Te quiero.

Todos dicen I love you.

Algunos hombres buenos, no todos. Bueno, ¿cómo estás?

Como Dios, ¿tú que crees?

-Es una cuestión de tiempo. Hay que aguantar un poco más.

Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera. Ya verás.

Tiempos modernos, es lo que nos ha tocado vivir.

Vivir es fácil con los ojos cerrados. Abre los ojos, ¿no ves cómo está el país?

No es país para viejos, la verdad. Por cierto, ¿y tus padres? ¿Siguen bien?

Amanece que no es poco.

-Bueno, en la cabaña en el bosque. Mejor… imposible.

Sin salida. Pero mi padre es el señor de la guerra.

Y tú mamá también.

Mira quien habla.

En la línea de fuego. Ya me conoces.

Nadie conoce a nadie. Es así. ¿Cómo seguís en el hospital?

Con la muerte en los talones. ¿Has visto la gente en la calle?

Sin perdón. Verás el día de mañana.

Máximo riego. Y mientras aquí sólo en casa.

-¿Insomnio?

-Los ojos abiertos hasta el amanecer40 días y 40 noches.  O más.

-Yo también estoy atrapada en el tiempo.

Animales nocturnos.

-Me he puesto a limpiar. Estoy dejando la Casablanca.

-Pues esta casa es una ruina. Solo comer, beber, amar.

Sólo tú, imagino.

En busca de la felicidad, jajaja.

El hombre tranquilo te llaman.

-O un loco a domicilio. Malditos vecinos. ¿Tú hablas con ellos?

-Sí, al final de la escalera. Una jaula de grillos.  Y después, aplauso.

Falsas apariencias. Mucho ruido y pocas nueces.

-Y a comprar a la pequeña tienda de los horrores. Y yo sin ir a mi hermosa lavandería.

El bar, eso sí lo echo de menos. Entre copas. Jo, qué noche.

-Oh, qué noche la de aquel día. Éramos unos perfectos desconocidos.

-Me hice daño en mi pie izquierdo.

Daño colateral. Te creías intocable. Eso te pasa por bailar en la oscuridad.

-Era un mundo perfecto. Tú y yo.

Sólo los amantes sobreviven.

-Me gustaría un retorno al pasado.

-Creo que lo que toca es un regreso al futuro.

-Y volver a empezar.

-No, es mi última llamada. Te dejo.

-¿Qué he hecho yo para merecer esto?

-Te quedas solo ante el peligro.

Nunca digas nunca jamás.

-Lo siento. Buenas noches y buena suerte.