Anna Kostyuk, dueña del establecimiento Globo Planet es la cara visible de la cadena de favores o movimiento solidario alentado por los ucranianos afincados en Córdoba.
Desde que estallara en su país de origen la guerra, en connivencia con otras ucranianas ha convertido el que fuera local de una farmacia en el Centro Los Azahares del barrio de Zoco en un almacén de ayuda humanitaria centralizada a la perfección.


Las tardes son un ir y venir de voluntarios, que, a un ritmo frenético reciben, clasifican y vuelven a empaquetar las donaciones de los cordobeses.
Ropa de abrigo, comida no perecedera, productos de higiene y alimentación infantil amenazan con colapsar el local de recogida.
Al frente de todo esto y dando instrucciones precisas está Anna, quien se muestra conmovida y agradecida con su ciudad de acogida por la solidaridad con la que los vecinos ya han hecho posible que más de 40.000 kilos de productos hayan salido hasta la frontera con Polonia para paliar la situación de los refugiados.


Todo saldrá bien
Cada día llegan noticias terribles de Ucrania que compensa la buena voluntad de la gente: «Un señor ha pagado de su bolsillo 6.000 euros para poder mandar un trailer lleno de ayuda humanitaria a mi país», reconoce.
Mientras tanto, ella y los demás voluntarios se afanan para aprovechar el espacio del piso superior del local, donde -en palabras de la dueña de Globo Planet- se instalará una ludoteca, en que puedan jugar y socializar los niños ucranianos que lleguen.
Igualmente, habrá otra zona habilitada para los refugiados de mayor edad, donde establecer relaciones con compatriotas.


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Rocío Górriz/ Audiovisual: RAM