REDACCIÓN – INSITU DIARIO
¿Qué está pasando con las bodas de este año?, ¿van a celebrarse?, de no ser así, ¿se han podido aplazar?, ¿han sufrido pérdidas los novios?. Dos parejas afectadas cuentan a Insitu Diario cómo están viviendo la incertidumbre que ha generado el virus en el día más importante de sus vidas.
Belén, oriunda de la localidad de La Victoria, cuenta que se casaba con su pareja, Juan Antonio, el 11 de julio de este año. En un principio, intentaron mantener misma fecha de boda y proyectaron, junto con la empresa de celebraciones, una nueva distribución de las mesas, tratando de repartir el mobiliario de manera que se respetara la distancia de seguridad de al menos un metro. Pero sus casi 300 invitados y la capacidad del salón de bodas imposibilitaba esta idea; así que empezaron a plantearse una nueva fecha.


Después de hablar con proveedores y cátering, el ofrecimiento de alternativas les hizo cambiar de opinión y, después de todo, dispusieron una segunda fecha para celebrar el enlace. Belén apunta que los precios de este tipo de eventos suben cada año y su preocupación era que los distribuidores no respetaran los presupuestos pactados para éste; pero, al parecer, no ha surgido ningún problema a ese respecto y los costes acordados se han respetado para la siguiente fecha. Belén y Juan Antonio confiarán en el mismo salón de celebraciones y en la misma empresa de cátering.
En lo referente al cambio de fecha, en la iglesia no han tenido problema porque, según la victoreña, «al ser un pueblo pequeño, no hay mucha gente que se case». Su fotógrafo y su peluquero también siguen siendo los mismos, aunque su maquilladora no.
En relación a los trajes de los novios, esta vecina de La Victoria comenta que su traje lleva un año comprado y si es verdad que aún no ha ido a hacerse la prueba, las responsables de la boutique le han dado muchas facilidades a la hora de ir a probarse. El novio, por su parte, aún no había comprado el traje y espera a comprarlo cuando llegue el próximo año.
Esta pareja que desea poder celebrar su boda al aire libre y en sábado, es bastante optimista en lo que a coronavirus se refiere y confía en que, para ese día, ya no haya tantas restricciones porque «una boda sin abrazos ni besos, no es una boda«.
Finalmente, el 24 de julio del próximo año tendrá lugar su deseada unión.
María, natural de Fernán-Núñez y con fecha de boda desde 2018, ha aplazado su boda con su pareja Antonio a 2021.


Tras perder a su fotógrafo inicial y, con ello, la fianza que tenía depositada, esta fernannuñense cuenta a Insitu Diario, que por suerte, ha encontrado a otro fotógrafo, con hueco para el nuevo día, rápidamente.
Esta pareja, que se casaba en la Iglesia de Santa Marina de Fernán-Núñez, ha tenido que cambiar la localización de la ceremonia a otra iglesia del mismo pueblo, ya que la nueva fecha de boda es el 24 de mayo y coincide con plena época de comuniones, por tanto, no había sitio para una boda de mañana.
En relación al banquete, María comenta que siguen confiando en el mismo salón y catering. Además, el precio acordado para su anterior fecha de boda, en el mes de octubre, contaba con un 10% de descuento por ser boda de invierno, y se lo han respetado.
Sí apuntan, que los regalos que iban a dar los invitados aún no saben si darlos porque tienen grabada la fecha cancelada; aunque, bromean con considerarlos un detalle curioso, ya que los invitados recibirían un regalo con una fecha de boda diferente de la verdadera.
Por otro lado, señalan, que los trajes de los novios que no les preocupan ya que el de la novia está reservado con fianza desde hace un tiempo y el del novio aún no está comprado. Sobre ese particular, no han tenido ninguna pérdida.
María concluye con ilusión y esperanza de poder celebrar, junto a Antonio, su boda soñada tal y como imaginaban.