REDACCIÓN – INSITU DIARIO
Si ya teníamos que alzar la vista para apreciar la belleza de nuestras Cruces de Mayo, este 2020 quizás tengamos que levantarla aún más para poder disfrutarlas, incluso hasta el cuarto o quinto piso de nuestros edificios. Y es que la fiesta ha cambiado de ubicación y se ha trasladado a los balcones.
Las estrictas medidas de confinamiento y la supresión de los festejos del mes de mayo ha llevado a los cordobeses, que nunca pierden el espíritu festivo, a preparar su Cruz de Mayo particular.
Son muchas las familias que se han animado a decorar sus balcones con los adornos característicos de la ocasión. Mantones, farolillos, luces, flores, sombreros y, casi floreciendo en mitad de todo este encuadre de elementos, su indispensable cruz.
Algunos se han tirado a la piscina y han decorado las calles con banderines, guirnaldas y cantidad de colores. Los más valientes incluso se han vestido con trajes regionales para aportar mayor realismo. Una verdadera lluvia de atrezzo casero, fruto del trabajo manual que han realizado padres, hijos y abuelos, y que, de seguro, ha hecho del confinamiento de estas familias una situación mucho más amena.
Los vecinos de los diferentes barrios cordobeses tratan de transmitir la misma alegría que en hace un año llenaba de ruido las calles de Córdoba e invitaba al gentío a bailar y disfrutar entre amigos y familiares.
Este año no veremos a los pequeños de la casa bailar flamenco en la cruz de Las Tendillas, ni contribuiremos a la masificación de la cruz de Santa Marina. No podremos tapear con la familia en El Chimeneón mientras los niños juegan, ni quedar con los amigos en San Nicolás o en El Bailío un rato antes del corte de la música para poder seguir la fiesta en los locales de ocio de la ciudad; pero sí podremos ver como los ciudadanos nunca pierden la ilusión.
La cita queda pendiente a la espera de una próxima vez que nos vuelva a reunir a todos en las calles de nuestra ciudad.