Paseras: el arte milenario de secar la mejor uva

La vendimia comenzó a finales de agosto en Montilla-Moriles, denominación de origen vitivinícola que ampara la comercialización de los mejores vinos de la tierra

B. SANTIAGO – INSITU DIARIO

Todas las grandes celebraciones y comidas con amigos y familia suelen ir acompañadas de la degustación de un buen vino para compartir, conversar y refrescar nuestro paladar. En concreto, ahora más que nunca añoramos esas sobremesas largas y distendidas en grata compañía y, posiblemente, con una copa del mejor Pedro Ximénez en mano para disfrutar del postre. No obstante, para que un buen vino dulce culmine en nuestro paladar, debe de darse un extenso trabajo de recogida de uva y fermentación previos que hacen de esta bebida una gran tradición en nuestro país.

El periodo de vendimia comenzó a finales del mes de agosto en Montilla-Moriles, origen vinícola que ampara la comercialización de los mejores vinos de varios municipios cordobeses. Concretamente en Montilla, varios de los trabajadores de las Bodegas Galán Portero llevan desde entonces recogiendo la uva Pedro Ximénez, ya en paseras. Esta actividad se prolonga durante semanas, hasta finales de septiembre, y supone el grueso de toda la campaña.

Cada mañana, grupos de jornaleros comienzan su trabajo de recolección a la par que amanece en los viñedos y paseras, donde descansa la uva para secarse con el sol. Viña a viña, recogen los frutos de la vid cos sus propias manos hasta llenar cajas enteras a rebosar de los mismos. Estas se exportan a las paseras, donde reposan durante 10 días los racimos antes de su proceso de fermentación en las bodegas.

Allí, grupos de mujeres, denominadas paseras al igual que el propio lugar, se encargan de que la plastificación de la uva con el sol sea homogénea, por lo que deben mover las uvas, colocadas sobre esteras, cada dos días. La mayoría de estos trabajadores no proceden del propio pueblo, ni siquiera son españoles. «Vinimos de Rumanía para trabajar en el campo y poder mandar dinero a nuestros hijos. Ya llevamos aquí 14 años, y día a día nos levantamos para trabajar moviendo los racimos de uvas evitando que se den sombra entre ellos», cuentan dos trabajadoras de las Bodegas Galán Portero.

Estas conocidas bodegas de la localidad de Montilla han pasado ya por tres generaciones que han dirigido el proceso de obtención del vino. Manuel Galán, dueño y administrador del negocio, ha conseguido mantener la producción en tiempos en los que cada vez es menos frecuente la plantación de viñedos. «Antiguamente la tradición vinícola estaba más arraigada en nuestras costumbres. Ahora, ya han sido varios los clientes que me han preguntado por la venta de cerveza en las bodegas», asegura Galán.

Por el momento, hasta finales del mes de septiembre, las bodegas Galán Portero continuarán llevando a cabo el arte de las paseras, al igual que en el resto de las localidades que conforman Montilla-Moriles. En pocos días sus trabajadores podrán descansar del extenuante sol de verano para volver a ver a sus familias hasta la próxima vendimia y, las paseras, tras duros meses de trabajo, por fin descansarán a la sombra.