Nacer y gestarse durante una pandemia

    Dos jóvenes relatan su experiencia de maternidad en plena crisis por Covid-19

    Foto Insitu diario

    REDACCIÓN – INSITU DIARIO

    Son muchas las mujeres embarazadas a las que ha pillado por sorpresa la situación del coronavirus. Algunas aún siguen en fase de gestación y otras han tenido que hacer frente a un parto en soledad. Hoy, Belén, con un embarazo de 21 semanas y Macarena, que ha dado a luz hace un mes, cuentan su historia en Insitu Diario.

    Belén, de 29 años y embarazada desde hace 21 semanas, relata que desde que supo de la situación, temía que el virus afectara al feto de forma especial, pero los médicos le han dicho que es un virus muy nuevo y del que no se conocen suficientes datos de peso como para confirmar la afectación fetal de manera concreta.

    Foto Belén Dobado

    La joven apunta que, una de las cosas más llamativas de la situación es el protocolo de consultas. Mientras que con anterioridad al estado de alarma, se podía entrar con acompañante a las consultas de ecografía, en estos momentos la directrices son muy distintas, y es que, en la última revisión que tuvo, la de las 20 semanas, sólo pudo entrar a la consulta ella, a su pareja, Julián, no lo dejaron pasar ni tan siquiera al hospital. Comenta, que desde la puerta de acceso al hospital por la zona materno-infantil, ya había un trabajador controlando el paso de personas. Además, las medidas de seguridad que guardan los médicos con los pacientes son estrictas, »una vez entras a la consulta exigen que te laves las manos, y lo vuelven a hacer cuando terminan de explorarte; es más, el profesional que realizaba la ecografía mantuvo en todo momento la distancia de seguridad», cuenta la cordobesa.

    En relación a los medicamentos que se pueden tomar en caso de que se advirtieran síntomas de coronavirus, Belén comenta que son los mismos que en un embarazo en circunstancias normales, ya que lo que dejan tomar durante una gestación corriente es paracetamol y, casualmente, es lo mismo que están recetando para paliar los síntomas de Covid-19.

    La embarazada cuenta que considera muy duras las restricciones en hospitales porque ni sus padres ni sus suegros podrán acompañarlos en un momento tan especial como éste. Aun así, piensa que si las medidas son las pertinentes, habrá que aceptarlas y ser responsables. Expresa también que en caso de que la situación continúe así, no será capaz de sacar a su hijo a la calle salvo a lo preciso y cuando hayan pasado unos meses y el bebé haya crecido.

    Por otra lado, Macarena, de 26 años, relata con lujo de detalles la caótica historia que vivió junto a su pareja Adrián, el día del parto de su hijo Damián.

    Foto Macarena Sánchez

    «El día en que rompí aguas y empecé con dolores, fue el mismo en que Adrián comenzaba un nuevo contrato de trabajo», comenta la joven. Al parecer, desde el principio, su parto presagiaba ser cuanto menos, curioso. Macarena, cuenta que esperó con alguna que otra contracción hasta que su pareja volviera del trabajo porque, intuía, que la persona que llegase al hospital con ella, sería a la única a la que dejarían entrar; y así fue.

    Cuando llegaron al hospital ella ya había dilatado 2,5 cm y, a pesar de los dolores que le recorrían todo el cuerpo, en un principio, no la dejaron entrar acompañada de nadie. Según expresa, desde la misma puerta de urgencias del materno-infantil, un trabajador controlaba todas las entradas y salidas, y no fue hasta que la ubicaron en una habitación, que procedieron a llamar al padre del bebé, el cual, estaba esperando en la calle; advirtiéndole, que una vez que entrase, no saldría.

    Una vez en planta, los proveyeron de guantes y mascarillas que, cabe decir, tenían que ponerse cada vez que algún integrante del personal del hospital entraba en la habitación. Les aconsejaron también, que para acelerar el proceso de parto, era conveniente andar un poco; «normalmente, las mujeres que están dilatando, lo hacen por los pasillos, pero como no podíamos permanecer fuera de la habitación, solo me quedaba darle una y otra vuelta a la estancia», señala la mamá del pequeño Damián.

    Apunta también, que la situación era muy agobiante porque, había muy poco personal para atender a las cinco personas que, casualmente, se pusieron de parto al mismo tiempo. «Ya no podía soportar el dolor cuando vino el matrón y me dijo que el parto era inminente. Me subieron a paritorio sola, me pusieron la epidural, me prepararon y fue entonces cuando llamaron a mi acompañante. A la media hora Damián estaba en el mundo», indica la joven.

    En cuanto al parto cuenta, que las medidas de seguridad frente al coronavirus no eran especialmente estrictas. Médicos con mascarilla, guantes y gorro; lo normal. Cabe destacar que, al niño, además de las pruebas protocolarias, le toman constantemente la temperatura durante la estancia en el hospital.

    De vuelta a la habitación, la cordobesa hace especial hincapié en que todo estaba desinfectado y la ropa de hospital era absolutamente nueva. Menciona muy específicamente que, en lo concerniente a comida, la organización es nefasta, ya que la comida del hospital es solo para el paciente, la cafetería está cerrada, el acompañante no puede salir bajo ningún concepto y tampoco se puede recibir comida del exterior, pues no hay como tener contacto físico. «A mi me da asco la comida de hospital, por eso, llevé mucho pan y embutido de casa; si no llego a ser precavida, Adrián se muere de hambre«, cuenta Macarena.

    El día siguiente al parto, la pareja y su bebé, reciben el alta clínica. Al parecer, en la situación especial de crisis que vivimos, si el parto es natural, el ingreso es de un día, y si es un parto por cesárea, es de dos. La cordobesa añade, que la clásica prueba del talón que le hacen a todos los bebés antes de darles el alta, a su pequeño se la hicieron en el centro médico, dos días después de su salida del hopital.

    En relación a los contactos con familiares, la joven señala que su padre aún no conoce a su hijo que nació hace ya un mes. Sus suegros por el contrario no corren la misma suerte, ya que la pareja se ha ido durante un tiempo a casa de los padres de Adrián, para poder descansar y recuperarse de los puntos del parto. «Mis suegros están como locos y a mi familia los vemos por video llamada, aunque no todo va a ser malo ya que por redes sociales, firmas como Tous y Mayoral han propuesto la entrega de regalos a los bebés que nazcan durante la pandemia. Intentemos mirar el lado bueno», apunta Macarena entre risas.