REDACCIÓN – INSITU DIARIO
La comparativa con la demanda del año 2019 sitúa al 2020 en la peor tragedia flamenca de la historia, con un 1% de la venta; que no de la producción, ya que los artesanos y diseñadores habían terminado de hacer la inversión anual tejidos, abalorios, pasamanería, maquinaria, desfiles, complementos y sinfín de detalles que completarían la colección. Además del gasto de personal que algunos han desembolsado para tenerlo todo a tiempo. Más lejos va la asociación Mof&Art, que engloba a profesionales del sector y que asegura en un comunicado que a día de hoy «los ingresos son cero».
Desde el mes de diciembre que comienza la campaña de este sector, las empresas de moda flamenca preparan toda la artillería pesada para llevar a cabo su labor. Son los cuatro meses siguientes a este donde los diseños se presentan en pasarelas y se desarrolla tanto el marketing pre-venta como la propia venta. Al ser esta una industria temporal, que produce su mercancía para eventos concretos como son ferias, romerías y El Rocío, toda la campaña se centra en unos pocos meses del año, aunque el diseño de las colecciones y su confección conlleve casi un año entero.
En los establecimientos como La Peineta, empresa cordobesa de moda flamenca que creó Adela Galvín hace más de 30 años, los modelos low cost y de gama media se compran a unos talleres de producción en serie; y el resto de vestidos a medida, y con más patronaje y detalles, se confeccionan de manera artesanal por la propia Adela y su hija Miriam. Esta última cuenta a Insitu Diario que los modelos que se compran a la empresa externa y de carácter económico son vestidos clásicos que pueden quedar como fondo de armario flamenco y, aunque este año no se vendan, se podrán vender en otro momento; pero toda la colección que se hace cada año para lanzar la temporada, y que está inspirada en la moda actual, está perdida por completo. Señalan que a lo largo del año intentarán abaratar precios y crear algún tipo de ofertas para poder dar salida a la colección cápsula 2020 y que, aunque económicamente no se gane, las pérdidas lleguen a ser asimilables.

Por otro lado, Paqui y Ara, propietarias de la boutique cordobesa de moda flamenca La Carrucha, cuya fabricación es exclusivamente artesana y personal, apuntan que el surtido de telas que habían comprado para este año apenas ha tenido cabida en los armarios de los clientes. Y es que la fabricación y la venta han caído en picado. En estos momentos todavía no saben si podrán aprovechar los tejidos para futuros lanzamientos, ya que las modas van cambiando y no todas las temporadas se llevan los mismos estampados y texturas. Las empresarias comentan que además de ofertas en la colección 2020, los precios de ahora en adelante tendrán que bajar porque, después de la crisis financiera que creará la pandemia, invertir en trajes de flamenca será un lujo.

Ambas boutiques apuntan que si la situación no mejora, más de un 80% de establecimientos de moda flamenca tendrá que cerrar sus puertas este mismo año.
Aunque los vestidos tengan casi el absoluto protagonismo del momento, hay también familias que viven de los complementos que acompañan al traje. Es el ejemplo de Trini, diseñadora cordobesa y dueña desde hace 15 años del negocio de accesorios flamencos Trinitrán. En este caso, la empresaria objeta que la campaña empieza algo más tarde, alrededor de marzo, pero todo el material necesario para su elaboración ya se ha comprado previamente y las pérdidas del sector son las mismas que las del anterior, ya que la temporada ha terminado de repente y han caído tanto las ventas al por menor como al por mayor. En relación a encargos y futuras fechas de celebración de eventos, Trini tiene la esperanza de poder terminar de solventar su inversión en materiales y elaboración de accesorios.

Por último, y dentro de la industria de la moda, cabe destacar el papel fundamental de las modelos como alcance visual de los diseños a los futuros compradores. Representando a la profesión, y hablando en su nombre, la cordobesa Clara Campón, modelo de profesión y ganadora del premio Mejor modelo We Love Flamenco 2019, señala que, a pesar de que los desfiles, que se suelen celebrar durante el mes de enero, se han llevado a cabo, el batacazo de la industria en el presente año ha sido descomunal. La joven piensa que, de cara al año que viene, los desfiles se celebrarán de manera benéfica y los diseñadores tendrán que reinventar su modelo de negocio para poder subsistir. Expresa también que de cara al comprador de bajo presupuesto, el año para comprar moda flamenca es 2021, ya que los empresarios no van a poder sino rebajar las colecciones para poder sacar la cabeza del agua.

Mof&Art propone una serie de medidas para salvar el sector, como ayudas al crédito, bonificaciones en el coste de la Seguridad Social, regular la cotización del autónomo a tiempo parcial y suspensión de la cuota autónomo hasta la normalización, etcétera.