El legendario bajista neoyorquino vuelve a sorprender al público cordobés después de 15 años, con la misma elegancia y profesionalidad de siempre. Uno de los más grandes bajistas de jazz de la historia y de una versatilidad única que también le acercó a los sonidos del R&B, la fusión y el rock cuando quiso aventurarse más allá. Un artista extraordinario con 2 premios Grammys en su haber, también como compositor y productor. Un genio de la musica que ha tocado con artistas de la talla de Aretha Franklin, Luther Vandross y Miles Davis. Las altas temperaturas de la ciudad no disuadieron a los aficionados que acudieron en masa a escuchar lo que resultó ser un soplo de aire fresco en todos los sentidos.

Con una puesta en escena impecable, el concierto se abrió con la «efervescente» Detroit, de su penúltimo álbum Renaissance, que atrapó a la audiencia desde el primer compás, y donde el artista demostró su capacidad para transmitir el poder evocador del sonido. Con su característico bajo en la mano el Superman of Soul (así lo define la revista Bass Player) desplegó su dominio magistral del instrumento, como de costumbre.

Fotos: Insitu Diario

Es uno de los más grandes artistas que ha acogido Córdoba, considerado uno de los mejores bajistas del mundo en la actualidad y entre los 10 bajistas más influyentes de la década de los 90.


El repertorio incluyó una mezcla de clásicos del jazz fusion y composiciones originales, todas ellas interpretadas con una maestría excepcional. Cada músico en el escenario tuvo su momento para brillar, mostrando su destreza y creatividad en cada solo. Los ritmos frenéticos de la batería, las armonías seductoras del teclado y los exquisitos solos de saxofón y trompeta se entrelazaron en una sinfonía sublime que mantuvo al público en vilo durante todo el concierto. Así se han advertido anoche la destreza de un genio y la capacidad de hipnotizar a un Gran Teatro lleno y palpitante.

Los músicos de primera fila que acompañaban al bajista no fueron menos protagonistas en el escenario, sino que hicieron latir los corazones del público con una textura rítmica indescriptible. Así como han deslumbrado Anwar Marshall, a la batería; Donald Hayes, al saxo, Russel Gunn, a la trompeta y Xavier Gordon a los teclados. Los cuatro empezaron a tocar entre calurosos aplausos, proyectados en su propio mundo y dejando hablar a sus instrumentos, cada uno con un estilo personal distinto pero todos técnicamente excepcionales.
El timbre rotundo de su Fender Jazz, los golpes agresivos de esas cuerdas y su toque decidido hacen crujir el sonido, haciendo bailar a todo el público.

Inesperada fue su versión de O mio babbino caro, del gran músico italiano Giacomo Puccini, con sus notas nostálgicas pero elegantes y delicadas.

Con Mr. Patorius, rinde homenaje a su gran maestro espiritual Jaco Pastorius, haciendo gala de un sonido potente, casi percusivo. Además de demostrar una gran cultura musical, aportó al escenario una acertada combinación de groove, soul y una habilidad técnica alucinante.

No es Harlem ni son los años setenta, pero las reminiscencias de su estilo siguen muy vivas y nos catapultan nostálgicamente a ese mundo.
Con un groove inimitable y un sonido inconfundible, Miller vuelve para conquistar a los cordobeses.