Una falta de respeto más a Atención Primaria, y van tantas que son rutina: los protocolos de derivación a Atención Especializada pactados por las gerencias de los Distritos Sanitarios de Córdoba y las gerencias hospitalarias, no sólo dificultan aún más el trabajo en Atención Primaria, sino que amenazan con enrarecer la relaciones entre dos niveles asistenciales que deben tener una continuidad.
Los profesionales de Atención Primaria están recibiendo acuerdos de derivación amplios y farragosos, que dificultan y burocratizan aún más su práctica habitual. Además se pide que el paciente se derive con múltiples pruebas diagnósticas y procedimientos ya realizados: esto sería un hecho positivo, que ahorraría consultas al sistema sanitario (consultas en acto único) y que profesionalmente puede ser muy atractivo pero para ello hace falta tanto tiempo como medios, algo de lo que carece la Atención Primaria Andaluza y Española: con más de 50 pacientes al día y 5 minutos por paciente es imposible y además de una demora de 15 días en nuestras agendas.
Por supuesto que entendemos que las derivaciones entre niveles asistenciales de los pacientes, por el bien de los mismos, deben tener unos estándares de calidad que han de ser monitorizados para mejorar el proceso, pero, lo que la situación actual plantea es denegar la derivación al paciente sin tener en cuenta el criterio del médico de Familia: no podemos jugar un partido de tenis con la salud de la población. Un problema administrativo o un defecto de forma no deben demorar un diagnóstico.
Al final, nuestros pacientes, se encuentran con que su médico de Familia los ha derivado al cardiólogo, rehabilitador, reumatólogo… y esa derivación viene denegada, siendo además el propio médico de Familia el que debe asumir el comprensible enfado del paciente, creando un nuevo elemento de insatisfacción profesional (“pacientes insatisfechos, profesionales insatisfechos”) . Poner trabas para que los pacientes, cuyo médico de familia ha concluido que necesitan valoración por otra especialidad médica, accedan a dicho nivel asistencial, fomentará que dichos pacientes acaben acudiendo a la sanidad privada, pagando de su bolsillo y deteriorando aún más, las bondades de nuestra tantas veces denominada “mejor sanidad del mundo”.
Además, todo esto podría incurrir en una ilegalidad ya que según el artículo 15 de la Ley General de Sanidad “Una vez superadas las posibilidades de diagnóstico y tratamiento de la atención primaria, los usuarios del sistema nacional de salud tienen derecho, en el marco de su área de salud, a ser atendidos en los servicios especializados hospitalarios. En resumen, esto supone una merma en la calidad asistencial a los pacientes y una falta de respeto más al especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.