LAURA GARCÍA – REDACCIÓN INSITU
14 de marzo. El Gobierno decreta el estado de alarma para toda España y las primeras reacciones no se hacen esperar: la población trata de volver de forma inmediata a sus lugares de origen. Para los estudiantes internacionales, el asunto era un poco más peliagudo: sin compromiso que les atase al país en el que estaban realizando el intercambio -más allá de las clases que acababan de suspenderse– el dilema que se presentaba era el de volver a casa con sus familiares en un momento de absoluto desconcierto o continuar en su ciudad de intercambio, atendiendo las clases online de la universidad, pagando el alquiler y sin poder salir de casa. El Gobierno, por entonces, “recomendaba” no viajar salvo por motivos excepcionales. Según datos de la Universidad de Córdoba, alrededor del 20% del alumnado extranjero se ha vuelto a su país, y el 2% ha cancelado su convenio.
“Yo estaba muy preocupado y pensé en volver. Pero quería continuar en Córdoba, incluso en cuarentena. Además, si decidía volver a casa tenía que ir a Madrid o Barcelona para ir a mi país y no quería meterme en dos ciudades muy afectadas ya por el coronavirus”, cuenta Maicol, estudiante italiano de Derecho en la Universidad de Córdoba con una beca Erasmus. Se refiere a los vuelos especiales que se organizaron desde España a Italia para población italiana después de que se decretase la prohibición de viajar al país transalpino el 11 de marzo. Maicol ya llevaba tiempo advirtiendo de la situación. “Mientras aquí se hablaba de una simple fiebre, los italianos ya advertíamos de que era mucho peor, incluso escribimos a la universidad para que se empezaran a hacer las clases online, pero el rectorado ya había tomado la decisión”, relata. Su universidad de origen, al sur de Italia, le dio la posibilidad de cancelar su Erasmus o posponerlo, pero solo le quedaba un semestre para terminar la carrera y prefirió quedarse en Córdoba y continuar con las clases y exámenes online. No siente que la UCO se haya preocupado demasiado por los estudiantes extranjeros, al menos en su caso, aunque admite que los resultados «no están siendo malos».


Rafael Valenzuela es vicepresidente y representante vocal de la red de acogida a estudiantes Erasmus en España para Córdoba –Erasmus Student Network (ESN)-. La asociación está formada por otros estudiantes que ya han vivido la experiencia Erasmus y se suman al acto de ayudar a los nuevos a integrarse en la ciudad. Durante la pandemia también se han encargado de orientarlos, explicarles en qué consistían las decisiones del Gobierno a medida que se iban haciendo públicas y resolverles los problemas cotidianos. “Hemos tenido que cancelar los viajes a Ronda, Lisboa y Gibraltar que ya teníamos previstos. La verdad es que es una lástima lo que ha pasado, a la mayoría de ellos apenas les ha dado tiempo a conocer la ciudad, aunque muchos se han quedado”, afirma. Durante la cuarentena, los organizadores han tratado de continuar con las actividades -aunque fuesen virtuales-. Finalmente, Valenzuela admite que otra de las cosas que más pena le dan es que se vayan a ir sin experimetar «el maravilloso mayo cordobés«.


Aportar el granito de arena
Además del ocio, ESN también promueve otro tipo de actividades sociales para universitarios. Es el caso de Constanza, estudiante argentina de Ciencias Ambientales, “enamorada de Córdoba” hasta el punto de ayudar donde más lo necesitan sus habitantes. “Fuimos con ESN a conocer el trabajo de Cruz Roja y me encantó, desde entonces trabajo para ellos cuando me llaman porque me parece otra forma de conocer la ciudad y su gente, de salir un poco de ese ambiente Erasmus que todos conocemos”. Constanza llegó en septiembre del año pasado, en principio solo para un semestre, pero decidió alargarlo un año completo… hasta que vino la pandemia. Tras las semanas más duras de confinamiento, Constanza ha vuelto a retomar la actividad con Cruz Roja.


No se queja de la atención recibida por la UCO y asegura que los profesores le han hecho un seguimiento extraordinario, preocupándose incluso por su situación personal, “aunque yo hablo español y eso quizás es un punto a favor con el que no han contado el resto de estudiantes extranjeros”, puntualiza.
“En Argentina cerraron las fronteras muy pronto, para todo el mundo, incluso para los argentinos. Desde el 10 de marzo hasta 1 de septiembre dicen que estarán cerradas en Argentina y no funcionarán los vuelos comerciales. La única opción que nos queda a los argentinos es la repatriación, pero te vuelven a cobrar el vuelo y además nunca sabes cuándo te pueden llamar del consulado para ofrecerte una plaza”, expone. Se queja de la situación que ha vivido y admite haber estado preocupada por sus familiares y por la idea de no poder volver: “No nos dan ningún tipo de información, así que vivimos al día, con lo que pueda ir ocurriendo, aunque me dolería en el alma dejar Córdoba si me llaman la semana que viene”, sentencia.