En la madrugada de este domingo, 29 de marzo, los relojes deberán adelantarse una hora para entrar en el horario de verano del 2020. Así, cuando las agujas del reloj marquen las 2 de la madrugada, se tendrán que avanzar hasta las 3. Este cambio horario se lleva a cabo en todos los países de la Unión Europea (UE) para ajustar la jornada laboral a las horas de luz natural. A partir del domingo amanecerá y anochecerá más tarde, hasta el otoño, cuando se volverá a cambiar el horario. A partir del domingo dormiremos una hora menos a cambio de días más largos, que tendrán su punto más alto en la noche de San Juan, el 24 de junio.
España está situada geográficamente en el uso GMT+1 hora, como la mayor parte de Europa a excepción del Reino Unido, Irlanda y Portugal, que se mantienen en el GMT+0. Nuestro país, por tanto tiene adelantada la hora oficial respecto al horario universal en 60 minutos y es así desde el año 1940. Por su situación, las horas de luz en España van de 10 en invierno a 14 en verano, pero hay una diferencia entre los momentos del amanecer y el ocaso según dónde estemos. Entre Levante y el Oeste de la península puede haber hasta una hora de diferencia.
La Dirección General de Tráfico (DGT) señala en su página web que «el cambio al horario de verano suele tener efectos sobre la salud (en forma de insomnio, somnolencia, irritabilidad o mareos), sobre todo en niños y ancianos. Se han realizado muchos estudios acerca de sus consecuencias, aunque ninguno de ellos ha aportado resultados concluyentes».
Pero la alteración del sueño debido al cambio de hora, ya que el horario de trabajo sigue siendo el mismo aun habiendo dormido una hora menos y la ruptura de la rutina del sueño produce un efecto similar al del jet-lag, o un aumento de migrañas. Esto puede producir, según una investigación elaborada por científicos españoles, un aumento de la mortalidad en las carreteras de 1,5 vidas perdidas cada año.
Las razones por las que el cambio horario afectan a la conducción se relacionan con la fatiga, debido a la acumulación de una hora de sueño, en especial en los primeros días tras el cambio. Hay que recordar que, aunque en este momento, por el estado de alarma, los conductores particulares solo pueden circular en circunstancias muy determinadas y que hay que restringir al máximo los viajes, los conductores profesionales continúan en carretera y pueden sufrir los efectos de la fatiga provocada por este cambio horario, en forma de distracciones, somnolencia y accidentes.