La historia de Heladería Artesana Il Piamonte (Plaza de la Flor del Olivo)se remonta a 1995. La idea de crear un lugar para disfrutar de helados únicos se le ocurrió tras una pequeña reunión familiar a José P. Ambrosio, el padre del actual dueño. «Él era ingeniero de frío industrial y montaba las maquinarías para las heladerías y obradores. Eso le llevaba a estar en contacto directo con maestros heladeros, tanto españoles como italianos, y con los técnicos que fabricaban la maquinaría en sí», explica su hijo José Pablo. «Estos contactos le sirvieron para irse con mi madre, Rosa Mª Sanchez, a Italia y aprender ese tipo de elaboración de helado artesano. Fruto de esa experiencia y de la creatividad de mi madre surgieron los fantásticos sabores que ahora podéis disfrutar en la heladería», reconoce.
Y es que, sin duda, Il Piamonte no es una heladería más de la capital. Resulta abrumadora la cantidad de sabores distintos que ofrecen. Las cifras no engañan: «Creamos mas de 100 sabores distintos que vamos rotando en las dos vitrinas que tenemos al público. Hay 38 sabores distintos expuestos cada día que abrimos, aunque hay algunos que tenemos que tener fijos por la gran demanda que estos sabores tienen por parte de la clientela», explica el maestro artesano.
Helados a la antigua usanza
Él es un auténtico detective del verdadero helado artesano ¿Cómo debe elaborarse para que cumpla con los cánones? «Yo diría que para hacer un helado artesano, debe primar el factor humano. Tiene que ser el propio artesano el que elija qué producto está usando, que sepa la procedencia del mismo y tener la capacidad de modificar su receta o crear una nueva.
Entre casi 40 especialidades diarias, no es fácil decidir con qué sorprender al público, pero definitivamente con la Zuppa Inglesa , el chocolate Mezquita, la Cassata o el turrón siciliano lo están consiguiendo.


En la política de empresa de José Pablo Ambrosio tratan de buscar la materia prima con proveedores de la zona: » De hecho estamos en contacto con COVAP para la nata que usamos y contamos los productos de Quesería Calaveruela para hacer un par de helados , como por ejemplo el helado de yogur de oveja o el Tormentoso Queso Azul del Guadiato».
Además, de su obrador salen sabores únicos para algunos de los mejores restaurantes de la ciudad: «Para nosotros está siendo un reto este año, porque empezamos el año pasado haciendo una colaboración con ReComiendo de un helado de turrolate y otro de turrón de foie. Y ahora en su carta de Matraca Bistró, podemos decir con orgullo que los helados de sus postres son nuestros». Polifacético como pocos, destaca: «Actualmente también colaboramos con el chef Daniel Plá, de Bodegas Campos, con un helado de jengibre y lima Kaffir».


Revela que Juanjo Ruiz, de La Casa Manolete Bistró, le pidió uno de los helados más raros han hecho: créme brulèe a la lavanda. Y su colaboración más reciente llega de la mano de los chefs Santi Chamorro y Guzmán Vega, de El Envero, para cuyos postres cuentan con un helado de tarta de limón y otro de sésamo y matalahuva con un par de ingredientes más secretos.