Genoveva Lucena, farmacéutica: «Las mascarillas no protegen la piel de la radiación solar»

Hay, además, un empeoramiento de afecciones dermatológicas como acné o dermatitis a raíz de su uso continuado

REDACCIÓN – INSITU DIARIO

Durante mucho tiempo se dejarán sentir los efectos secundarios de la pandemia. Entre las principales incidencias están las afecciones dermatológicas derivadas del uso de mascarillas. Genoveva Lucena, farmaceutica de Farmacia La Espartería y experta en dermofarmacía, nos habla de las consecuencias del sol con el uso de las mascarillas en tiempos de Covid-19.

Así pues, la profesional afirma que «no se tienen estudios realizados que evidencien que las mascarillas actualmente aprobadas y comercializadas, protegen la zona que estas cubren de los rayos del sol, y por ello es necesario proteger la zona facial del sol«.

Además «las mascarillas quirúrgicas, fabricadas de materiales como celulosa, no filtran la radiación solar por lo que su nivel de protección frente al sol es escaso y por ello, hay que aplicar protector solar sobre todo el rostro cuando sean utilizadas», destaca.

«Nuestra recomendación desde la farmacia La Espartería es, debido a la ausencia de evidencia científica, utilizar protección solar tal y como se ha venido utilizando siempre para evitar posibles daños solares en la piel»,

Y no, no es casualidad que desde que se impuso el uso de mascarilla, el estado general de nuestra piel haya empeorado. «Recordemos que el uso diario de mascarillas, debido al aumento de temperatura y humedad de la zona, y la constante fricción del tejido en la piel, están dando lugar a irritación y sensibilización de la zona. Hay, incluso, un empeoramiento de afecciones dermatológicas como acné o dermatitis, por lo que una correcta protección del sol, cobra un papel protagonista en el mantenimiento de una piel sana y protegida a diario», explica.

En lo que respecta a las quemaduras solares advierte: «La incidencia de la radiación solar paulatina y progresiva en nuestra piel en los meses de primavera hacen que en nuestra piel se vaya, progresivamente, estimulando la síntesis de melanina, un pigmento que da ese color bronceado a nuestra piel y cuya función es proteger a nuestras células y a nuestra piel del daño negativo del sol en las mismas». Por eso «el hecho de no haber recibido radiación solar en los meses de primavera y exponernos, de pronto, a una alta fotoexposición, como es una jornada de playa o piscina, hace que nuestra piel y nuestro organismo esté menos preparado y con su capacidad de defensa frente al sol disminuida. Por tanto, este año, aún más si sabe, es muy importante que la población sea consciente de la importancia de proteger correctamente su piel del sol a diario».

Por otro parte afirma que «este año estamos detectando una mayor incidencia de reacciones de sensibilización y alergia al sol». Pero, ¿cómo se manifiesta? A algunas personas le habrá aparecido, en las primeras exposiciones en la playa o en la piscina, una reacción al sol en la zona de cuello y escote que cursa con mucho picor. Esta reacción recibe el nombre de «erupción polimorfa lumínica» y está relacionada con la capacidad de nuestro sistema inmune para hacer frente al sol.

«Este año estamos detectando una mayor incidencia y es debido a que el sol es necesario para la síntesis de vitamina D en nuestro organismo, una vitamina que entre otras muchas funciones, tiene el papel de optimizar o estimular la capacidad de nuestro sistema inmune de hacer frente al sol. Tras haber estado unos meses sin exponernos al sol ni a la radiación solar, los niveles de vitamina D han disminuido notablemente, y en consecuencia, la capacidad de nuestro organismo de hacer frente al sol. De este modo, personas que se han expuesto, a foto exposiciones intensas como en la playa o piscina, han sufrido reacciones de sensibilización frente al sol, con una severidad y frecuencia, superior a la de otros años», concluye.