Más de uno, alguna vez, se habrá preguntado dónde están los judíos de Córdoba. Esta comunidad sigue viva pero no somos capaces de verla más allá de una percepción equívoca de la misma.
El único dato científico que demuestra una fecha exacta de la existencia de esta comunidad son varias lápidas que se descubren en distintos cementerios y datan del siglo I y II de la era común. Hablamos del año 90, 100 y 120. Hay pruebas fehacientes de la primera presencia de judíos en la Córdoba gracias a leyendas urbanas que se han ido transmitiendo de persona en persona.
Lugares, costumbres, anécdotas, melodías, gastronomía e historia son algunas de las huellas que siguen estando presentes en cada rincón de la ciudad. Utilizamos a diario vocablos, cantamos canciones o incluso cenamos comidas cuyo origen desconocemos y muchas de ellas tienen una raíz sefardí.
Esta sociedad se ha visto marcada por varios episodios importantes a lo largo de la historia. Situaciones y acontecimientos que les hicieron cambiar de rumbo. El periodo de los Almorávides y Almohades, las dinastías beréberes o la conquista de la ciudad por parte de Fernando III fueron momentos cruciales para la marcha y vuelta de los judíos a Córdoba.
En algunos rincones de la ciudad se ve reflejada toda una cultura. El Alcázar de los Reyes Cristianos, construido por Alfonso XI sobre una parte del antiguo palacio califal andalusí; los baños árabes de Santa María, muy frecuentados por los judíos de la ciudad; o la Casa de Sefarad, frente la sinagoga, son algunos rincones que plasman a la perfección la forma de vida, pensamiento y cultura de esta sociedad.
Sebastián de la Obra, historiador y director de la Biblioteca del Parlamento de Andalucía y de la Casa de Sefarad, entre otros cargos, nos abre los ojos para conocer la historia de una comunidad tan importante como la judía.