Las casas de empeño: tablas de salvación en plena pandemia

La crisis económica ha supuesto una subida drástica en los empeños

J. Peña

El Covid-19 ha pasado por todo el mundo dejando a su paso un rastro de crisis económica y financiera. Cada vez son más los negocios que se están viendo perjudicados por la situación actual. 

Algunos servicios, como es el caso del sector de la hostelería, han estado temporalmente clausurados. Esto ha llevado tanto a dueños como a trabajadores a quedarse sin dinero para pagar los gastos del hogar. 

Pese a que ha habido países como Francia que no han permitido a las empresas cobrar las facturas de agua, gas o luz; hay personas que han tenido que lidiar con los gastos que supuso el confinamiento solo con sus ahorros. 

Establecimientos de compraventa tales como las tiendas de segundamano o las casas de empeño han sido prácticamente las únicas en salir beneficiadas de esta crisis. 

El Monte de Piedad de Córdoba, situado en San Nicolás, tiene cola desde primera hora de la mañana. Otros comercios más humildes han visto también incrementado su flujo de clientes al doble e incluso el triple desde la fase dos de la desescalada. 

Una vez un objeto es empeñado en este establecimiento, el dueño tiene un año para retirar de nuevo su pertenencia. Pasado dicho año, tiene que elegir entre renovarlo o subastarlo. El precio de salida del artículo sería el precio de tasación. 

«Antes la mayoría de clientes eran mujeres mayores. Ahora vienen hombres de mediana edad, sobre todo. El perfil de la clientela ha cambiado mucho desde el coronavirus.», asegura Manolo, dueño de un pequeño local. 

«Sobre todo gente joven, tanto hombres como mujeres. Vienen a empeñar joyas, relojes y bisutería varia.», comenta María, tasadora de otro negocio. 

Dependiendo un poco de la zona en la que se encuentre el comercio, los clientes cambian. Sin embargo, podemos encontrar a personas de todas las edades acudiendo a estas casas de empeño, buscando algo de crédito para llegar a fin de mes.  

En su gran mayoría, jóvenes que han perdido su trabajo, autónomos que no han podido cobrar nada durante el confinamiento y trabajadores cuyo oficio no se ha podido seguir realizando durante el estado de alarma. 

Es por esta razón por la que se acude a estos establecimientos: la inmediatez. Una vez el objeto es tasado, si el cliente está conforme con el valor estipulado por la entidad, recibe su dinero en el momento. 

Por eso, al no existir muchas alternativas que ofrezcan un servicio similar, este comercio ha cogido mucha fuerza. Si bien es cierto que la publicación de artículos en webs de segundamano como Wallapop o eBay se ha disparado, muchas personas aún son escépticas ante el uso de este tipo de webs.

Esto nos lleva a hablar de las medidas de seguridad que toman estos establecimientos. En primer lugar, se exige el cumplimiento de las normas que todo comercio debe acatar. Se tiene que guardar distancia de seguridad entre clientes, es obligatorio el uso de mascarilla para acceder al local y el aforo está limitado en función al tamaño del comercio.  

Además de todo esto, se tienen en cuenta otro tipo de medidas en relación al contacto al que son sometidos los objetos. A diferencia de las webs de compraventa, podemos estar seguros que la tasación y el contacto con el objeto empeñado ha sido por medio de guantes en todo momento.  

No solo eso, sino que los empeños son desinfectados una vez pasan a ser propiedad del comercio, ya sea con el fin de ser subastados o simplemente retenidos para que el cliente los acabe recuperando. 

En definitiva, el uso de casas de empeños ha salvado la economía de muchas familias en estos momentos tan duros. Visitar estos establecimientos nos permite darnos cuenta de las dos situaciones económicas que podemos encontrar actualmente: personas beneficiadas por la situación y personas a las que ya no les queda nada que perder.