Tras una conversación después de un ciclo sobre Patrimonio en Bodegas Campos, el doctor en Filología Latina y profesor de latín y griego en el IES Blas Infante de Córdoba, Alberto Monterroso, comentaba sobre la repercusión de Séneca, no solo en la antigua Roma y en su época, sino la posterior influencia en torno al filósofo cordobés. Lucio Anneo Séneca, o Séneca el Joven, fue un filósofo, político y escritor romano muy controvertido en su época. De ahí surge Los dos rostros de Séneca, una conferencia a cargo de Monterroso que tendrá lugar el próximo 9 de marzo (19:00) en la Biblioteca Viva de Al-Ándalus, organizada por la Asociación Córdoba solo hay una.
Con esta conferencia, el profesor tiene como objetivo analizar, en primer lugar, el verdadero rostro del filósofo desde un punto de vista iconográfico, es decir, físico. ¿Cómo era su rostro verdadero? ¿Y el falso? La respuesta a estas preguntas partirá de una escultura descubierta en Roma en 1813 donde se observan dos caras: una de Sócrates y otra de Séneca.
¿Un hombre honesto o un político corrupto?
Al igual que ocurre con su apariencia, surgen otras dos caras de Séneca o dos cuestiones en torno a su imagen. ¿Fue un hombre honesto o un político corrupto? Llegados a este punto, Monterroso tratará también la leyenda negra que nace en torno a él. Una leyenda que aparece con Nerón, cómplice en la tiranía.
No obstante, esta corrupción de la que se habla choca con la cara honesta, un Séneca que lucha por la libertad y que «se jugó la vida y la perdió por defender sus ideales» o lo que se traduce como una persona coherente, apunta el profesor.
Monterroso desmontará la leyenda a partir de un hecho e ir indagando en diferentes argumentos, como las acusaciones y las tres condenas a muerte, primero por Calígula, posteriormente por Claudio, quien lo envió al exilio durante ocho años, y finalmente una tercera condena que acaba con su vida.
Durante la conferencia Los dos rostros de Séneca se podrán descubrir otros datos sobre la época. «No nos vamos a quedar ni con la leyenda negra ni con la leyenda rosa», aclara Monterroso.
«No nos vamos a quedar ni con la leyenda negra ni con la leyenda rosa»

