Los pies son los grandes olvidados del cuerpo. Si bien le prestamos mucha atención a la cara, nuestra base suele pasar desapercibida. Parece que al estar tan alejados del resto del cuerpo hace que se olvide que existen. Sin embargo, son los grandes sufridores. Nos sostenemos sobre ellos y hacen una gran labor por mantenernos en pie aguantando nuestro peso. Y aunque no nos acordemos tanto como se debería, hay una manera de darles mimos y así estar “hecho un pincel” de los pies a la cabeza. Con los siguientes consejos podrás presumir de pies suaves y sedosos durante todo el año.
Limpiar los pies
Igual que lavamos los dientes a diario para que luzcan bonitos, los pies también hay que limpiarlos. En ocasiones el tener que agacharse da pereza y los pasamos por no hacer el esfuerzo. Sin embargo una higiene óptima de los pies es fundamental para una buena salud.
Hidratar los pies
Uno de los trucos básicos para tener unos pies perfectos es hidratarlos. Muchas veces cuando se aplica la crema corporal se llega hasta los tobillos sin llegar a los pies. Sin embargo ellos también necesitan esa hidratación que le das al resto del cuerpo. Con coger la costumbre de poner crema corporal también sobre ellos será suficiente. Si queremos que sea más efectivo, siempre será mejor si se realiza un masaje hasta la total absorción de la crema. Además esto estimulará la circulación y el bienestar corporal general. No hay que olvidar que los pies tienen muchas terminaciones nerviosas que pueden prevenir y aliviar dolores.
Secar bien los pies
Parece una obviedad, pero secar bien los pies después de limpiarlos es básico para su cuidado. De esta manera se evita la aparición de hongos, que suelen nacer en las zonas o en los entornos húmedos.
Evitar andar descalzo
Uno de los principales motivos por el que los pies coge infecciones u hongos es caminar descalzo en lugares públicos. Aunque esto se suele asociar más a las piscinas o spas, por el hecho de ser ambientes húmedos, se pueden coger en cualquier ambiente donde el tránsito de personas sea continuo.
Cortar las uñas rectas
Para lograr unos pies completamente sanos no hay que olvidarse de las uñas. Sobre todo de cómo se corten. Un mal cortado puede ser la causa de infecciones en los dedos de los pies. Se recomienda tratar de cortar las uñas de los pies lo más rectas posibles, así se evitará que cuando vuelvan a crecer se claven en la piel.
Eliminar talones agrietados o durezas
La aparición de durezas o grietas suele ser provocada por la falta de hidratación. Además de ser anti-estético, pueden provocar grandes picores e incluso heridas. Lo primero que se tendrá que hacer es ingerir más agua porque la piel lo está pidiendo. Si no es suficiente, habría que utilizar productos específicos como la piedra pómez o una lima específica para eliminarlos. No hay que olvidar que después de realizar este proceso de agresión cutánea, será necesario aplicar una crema para calmar la piel.
Realizar una pedicura cada tres meses
Con los cambios de estación, la piel del cuerpo sufre. Por este motivo es recomendable realizarse una pedicura cada tres meses o, lo que es lo mismo, con cada cambio de estación. De esta manera se eliminarán pieles muertas y el pie quedará más limpio y listo para una hidratación mayor.
Usar zapatos que no sean completamente planos
El calzado que se utiliza es básico para que los pies se mantengan sanos. Al final es lo que protege al pie de agentes externos como el suelo donde se acumula la suciedad. Escoger un buen zapato es fundamental y requiere de una serie de características.
La suela no debe ser completamente plana, ya que esto puede provocar dolores en los músculos de las pantorrillas, tensión en el tendón de Aquiles, dolor en los talones, arco aplanado de los pies, problemas de los tobillos, espalda baja y caderas, e incluso problemas de postura en general.
Por otro lado, tampoco es recomendable utilizar zapatos con mucho tacón pues estos provocan muchos problemas de pies ya que lo coloca en una postura que no es la físicamente biológica. Lo recomendable sería utilizar un tacón medio-bajo que no supere los tres dedos de alto.
Sin embargo, siempre es recomendable consultar con un podólogo cada caso.