La importancia de los premios: ¿Cuándo te mereces el reconocimiento?

La argumentación detrás de la entrega de galardones ha quedado relegada a un segundo plano

J. Peña

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano siempre ha buscado ser reconocido por sus iguales. La ambición, la búsqueda del éxito, todo esto a menudo se basa en querer demostrar qué tan bueno eres en algo.

Por eso, cuando hablamos de clubes deportivos o atletas, solemos destacar sus hazañas. Balones de oro, anillos, ligas, mundiales… Todo forma parte de lo mismo. Pasados los años, lo importante no es cómo has ganado, sino el simple hecho de haberlo conseguido. Esta es la razón por la que nadie recuerda a los subcampeones.

En el ámbito del deporte es sencillo comparar y valorar según sus éxitos. Y aun así, las hazañas de un jugador a veces no se corresponden con su valor real. En el caso del arte, esto es aún más ambiguo.

Desde que el cine halló su cuna en Hollywood, se han buscado innumerables formas de publicitar una película. Hoy en día, lo más importante son sus nominaciones y premios. Igual pasa con los videojuegos, hasta el punto de mostrar, en algunos casos, su puntuación media por parte de la crítica en la propia carátula del juego.

Pero, ¿a qué nos referimos con puntuación? En pleno 2020, las páginas que muestran la cartelera del cine han llegado a incluir la nota media que se le ha dado a la obra como orientación y forma de filtrar películas. Páginas como FilmAffinity o IMDb son conocidas por usarse como referencia de cómo de buena es una película según su media.

El problema de estas páginas es que, al igual que votan críticos y personas especializadas en la industria, pueden votar usuarios. Por eso, la página de referencia a nivel mundial se convirtió en Rotten Tomatoes. Esta web es el claro ejemplo de por qué le damos tanta importancia a las notas. Nadie lee sinopsis, resúmenes o reseñas. Lo importante es la puntuación.

Es por eso por lo que Rotten Tomatoes ha tenido tantos problemas. El funcionamiento de esta web no utiliza notas, sino recomendaciones. Es decir, críticos de todo el mundo, al mandar su reseña, tienen que puntuar la película con un tomate sano, si les ha gustado, o un tomate podrido, si no. Por eso, una película puntuada con un 56% no significa que reciba un 5,6 sobre 10, sino que un 56% de las personas que la analizaron la recomiendan.

El mismo problema lo ha tenido Metacritic, que separa puntuaciones de prensa y usuarios. Toda esta controversia viene de que a nadie le importa el razonamiento detrás de un texto, solo la nota que sale al final.

Aquí es donde entran los premios. Los Óscar nacieron como una nueva forma de monetizar la industria cinematográfica, y pese a que la votación de mejor película no incluye la opinión del público, otras categorías sí que lo hacen.

Aquí cabe preguntarse quienes son los afortunados a los que se les permite elegir cuál ha sido la mejor película del año, cuáles son las bases. Cada crítico es diferente y cada opinión es subjetiva, como las obras artísticas que valoran. Además, el hecho de que sea una ceremonia de origen americano implica ciertos valores cinematográficos latentes en sus jueces.

Por ejemplo, ‘Parasite‘ ganó el Óscar a mejor película en 2019, siendo la primera extranjera en hacerlo en toda la historia. Esto no implica que sea la primera cinta que merezca el título, ni que ‘Parasite’ lo mereciera o no. Cuando esto ocurrió, el discurso se centró en si merecía este premio o no, en lugar de por qué lo merecía.

The Handmaiden‘ es una película coreana estrenada en 2016 que ni siquiera tuvo cabida en la gala de aquel año. En mayor parte, porque la mayoría de los críticos involucrados ni siquiera la habían visto. No estoy diciendo que mereciera estar nominada, simplemente no tuvo la oportunidad de estarlo. Muchas películas extranjeras o pequeñas producciones independientes no son nunca valoradas como candidatas al título.

Y es normal, es imposible ver todas las películas que salen en un año. Pero, volviendo al símil deportivo, sería como tener un campeonato mundial en el que algunos países no pudieran participar. No es cuestión de que vayan a ganar o no el torneo, sino de que ni siquiera les dejan intentarlo.

Y pese a todo esto, el hecho de que tu película favorita gane el Óscar no tiene por qué significar que las razones detrás del voto sean las mismas. Yo mismo he leído reseñas sobre ‘Joker‘ que, pese a compartir nota con la persona que la escribía, nuestras opiniones sobre la obra eran completamente opuestas.

Es por eso por lo que la cultura de las notas y los premios son verdaderamente nocivas. En lugar de preocuparnos por lo que pretende una película, lo que quiere transmitir o la importancia de esta, preferimos preocuparnos de cuánto ha gustado.

Grandes películas de culto como ‘Donnie Darko‘ o ‘Blue Velvet‘ tienen, en su mayoría, notas mediocres. Esto solo significa que al gran porcentaje del público que las ha visto no les ha gustado. En vez de orientar cómo de buena es una obra artística por el número que hay a su derecha, deberíamos empezar a leer cuál es la razón detrás de esta valoración.

Si deseamos que el cine sea arte, tiene que serlo para todo. Es como escuchar la letra de una canción. Cada persona tiene una interpretación propia, y esa es una de las bases de las obras artísticas. Dejar atrás números vacíos como copias vendidas o valoraciones medias forma parte del cambio, del proceso cultural. Porque si de verdad creemos que es arte, tenemos que tratarlo como tal.