El examen final

Un resultado positivo puede cambiar 180 grados la vida de una familia

El mundo se ha parado. Córdoba también. Las calles están gobernadas por el silencio, que de vez en cuando se encuentra con alguna persona para saludarse friamente. La gente que sale es como un iceberg. Creen que pasear no provoca ningún daño, pero lo que puede conllevar resulta hasta letal. Ante este desacato del estado de alarma, los policías no pueden hacer otra cosa que preguntar. Piden documentos para comprobar que están autorizados de salir de su hogar. Pues quien desacata la autoridad, acaba multado bajo las críticas de la sociedad.

Todo está quieto, salvo los servicios sanitarios. Igual que si de profesores en época de exámenes se tratase, realizan pruebas sin descanso. Esperan que todos pasen el test y no haya que aislar a nadie. Quien acude responde con temor las preguntas de los sanitarios hasta llegar a la prueba final. Un examen oral para quienes padecen todos los síntomas. En el resultado se vive la tensión, pues un positivo puede cambiar 180 grados la vida de una familia.

Casi en la otra punta de la ciudad la policía militar como si de jardineros se tratase fumigan las calles para evitar que Córdoba se quede sin vida. Limpian a fondo cada esquina a su paso, bajo la atenta mirada de imprudentes viandantes que una vez más arriesgan su vida por un poco de libertad.

Ana María Barbero