El colectivo feriante, en la casilla de salida

Con el gasto en mantenimiento desembolsado y las atracciones listas para funcionar, la pandemia hunde el negocio de los feriantes

Feria de Córdoba /Foto: RAM

LAURA GARCÍA- REDACCIÓN INSITU DIARIO

A falta de medio mes para que las ferias echaran a andar, llegó la crisis sanitaria. Con ella, los eventos multitudinarios comenzaron a ser los primeros sacrificados y sus trabajadores, arrastrados a la ruina. Fue el caso del colectivo de feriantes, que para entonces ya estaba preparado para ponerse en funcionamiento. “Las atracciones estaban ya todas preparadas para salir. Los camiones listos, las revisiones pasadas, seguros y permisos aprobados”, afirma Ángel Cristo, presidente de la Asociación de Empresarios Feriantes de Córdoba, y añade que todo eso les ha costado “un dineral”.

La situación específica de los feriantes es aún más compleja, puesto que alrededor del 70% de ellos, según el presidente de la asociación en Córdoba, no estaba dado de alta como autónomo. “Cuando se acaba la temporada alta y saben que van a dejar de tener ingresos durante muchos meses, la mayoría de los trabajadores de este sector se dan de baja porque no pueden pagar la cuota de autónomos. No recaudan lo suficiente como para hacer frente a todos sus gastos”. Esto hace que su situación en estos instantes sea de absoluto desamparo económico. “Por mucho que ahora pataleen no les van a dar nada, tendrán que ir a Cruz Roja o Asuntos Sociales a que le den algo para poder mantenerse. Así es como están ahora”, asevera Ángel Cristo.

En el caso de la feria de Córdoba, programada para que empezara el próximo 23 de mayo, los empresarios feriantes ya habían llevado a cabo el pago al Ayuntamiento del 25% de las tasas necesarias para hacer uso del recinto. El siguiente pago estaba programado para finales de mayo, un coste que no tendrán que soportar tras la cancelación definitiva del evento, además de haber recibido ya el 25% liberado. “A unos les ha llegado ya la devolución y a otros no, esto es como todo”, asegura Cristo, “pero la devolución se irá haciendo poco a poco, eso es seguro”. Durante los seis meses del año en que no hay ferias, los feriantes se dedican a reparar las atracciones, pintarlas y realizar todas las mejoras necesarias para que lleguen a punto a la temporada alta.

Feria de Córdoba /Foto:RAM

Petición de medidas urgentes

Un total de 44 asociaciones, gremios, empresas privadas y plataformas de feriantes han escrito un manifiesto donde especifican un total de once peticiones al Gobierno. Entre ellas, el aplazamiento de los pagos de impuestos “de forma inmediata” y hasta los doce meses posteriores a la vuelta de la normalidad -entendiendo como “normalidad” la libre celebración de eventos prescindiendo de la batería de medidas sanitarias impuestas en estos momentos-. También el acceso a líneas de crédito, la suspensión de la cuota de autónomo, la devolución íntegra de las tasas de ferias suspendidas o el aumento de la validez temporal de los certificados ITV para vehículos exclusivos de feria durante un año.

Desde el Gobierno central la respuesta ha sido negativa: de momento ninguna de esas medidas pueden ejecutarse debido al colapso administrativo. “Nuestro sector va a ser el último en poder salir del agujero. Hasta que no empiecen a abrirse museos, teatros, cines… estamos en el gremio de los eventos multitudinarios y vamos a ser los últimos en ver la luz, como es lógico”, apostilla Cristo.

Ángel Cristo ya ha iniciado conversaciones con el Ayuntamiento de Lucena, donde se encuentra la sede de la Asociación en Córdoba. De momento sin contestación. Por parte de la Junta de Andalucía, más de lo mismo. Alegan que los feriantes no están dentro del ámbito competencial de la Junta, puesto que se trata de un sector que no está incluido en ninguna de las modalidades del comercio ambulante: los mercadillos, el comercio callejero y el comercio itinerante. “Se han quitado del medio de forma tajante”, apela el presidente de la asociación en Córdoba.

Sin perspectivas de mejora a la vista, “lo único que nos puede salvar es que algún alcalde diga que se celebra su feria, pero ¿quién va a hacer eso ahora? No se puede. Si se genera un foco de contagio en una feria sería un desastre, aunque ahora la gente ya salga a la calle”, sentencia.