Diez de las fobias más extrañas que puedes encontrar

Miedo a los botones, a las mujeres bellas, al queso o al sonido que se hace al masticar son sólo algunas de ellas

Aunque habitualmente hablemos de fobias con bastante ligereza, éstas son más que simples manías o supersticiones.

Según la Real Academía Española (RAE), la definición más extendida es la de «aversión exagerada a alguien o algo».

Sin embargo, la institución la explica en términos psiquiátricos como «temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas, objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión».

Niveles de angustia o miedo aparte, hay fobias de lo más curiosas que quizás tengas y no sabías o que ignorabas que están clasificadas como tales ¿Te reconoces en alguna de estas diez?

Entre ellas están el miedo irracional al queso, a la lluvia, a los payasos o a la mujeres bellas.

Coulrofobia es el miedo que desarrollan niños y no tan niños a payasos, mimos y personajes similares. Los especialistas apuntan a recuerdos audiovisuales siniestros procedentes de películas o a malas experiencias vividas en espectáculos que los tienen como protagonistas.

Pero si lo te sudan las manos y la frecuencia cardiaca se te dispara cuando piensas en conducir un vehículo, quizás sufras amaxofobia. ¿Su causa? Puede ser simple inseguridad, el hecho de haber sufrido un accidente o bien que hayas asociado algún recuerdo doloroso a este medio de transporte.

Pura rutina

Quizás aún no entiendas por qué sonidos tan cotidianos como el ruido que hace otra persona al masticar, el goteo de un grifo o el repiqueteo de un bolígrafo contra la mesa logran sacarte de tus casillas. La respuesta está clara: eres una persona con misofonía. O lo que es lo mismo, no soportas patrones de sonido específico y habituales en el día a día.

El caso opuesto es el de quienes sufren sedatefobia, un poderoso miedo al silencio, que parece estar llamado a convertirse en uno de los trastornos más extendidos del siglo XXI. El bombardeo continuo de imágenes, ruidos y sonidos en todo tipo de dispositivos nos hace sentir vulnerables y perdidos ante la ausencia total de sonido.

Mucho menos frecuente es la koumpounofobia, que no es otra que el miedo irracional y persistente a los botones.

Tampoco es habitual tener fobia a la lluvia u Ombrofobia. No obstante, quienes la padecen sienten pavor a mojarse como consecuencia de este fenómeno meteorológico y viven pendientes de las previsiones.

Inexplicable para los amantes del queso resulta la turofobia, que no es más que un malestar muy intenso cuando los afectados ven o huelen un trozo de este popular alimento. De hecho, el individuo en cuestión puede entrar en pánico con sólo imaginar su presencia. Y normalmente este trastorno responde a episodios traumáticos infantiles ligados a atragantamientos.

Miedos muy humanos

Más difícil lo tienen quienes están aquejados de omfalofobia (miedo al propio ombligo o al ajeno) ya que les toca convivir con el objeto de su miedo de por vida.

Esto, además, desemboca en una resistencia por parte de quien la experimenta a acudir a lugares donde haya que quitarse la ropa o ver a los demás sin ella, como puedan ser piscinas o playas.

Caliginefobia es el temor injustificado a las mujeres hermosas. También se denomina venustrafobia o Complejo de Licea y lo padecen principalmente hombres. Un trauma o problema sufrido con una fémina de gran belleza puede desencadenar esta curiosa fobia.

Y tan sólo una fotografía o secuencia cinematográfica puede desencadenar la mayor de las angustias a estos pacientes.

Aunque si buscamos alguna fobia realmente increíble, no podemos olvidarnos de la rutilofobia ¿De qué se trata? Pues de la aversión a los pelirrojos. La buena noticia es que apenas un 5% de la población mundial tienen este tipo de cabello. ¡Así que es difícil encontrar a su particular Talón de Aquiles a la vuelta de la esquina!

Rocío Górriz