Francisco Arenas, psicólogo: «El distanciamiento social no tiene por qué implicar aislamiento o abandono de nuestros mayores»

El terapeuta nos da algunos tips para aliviar su soledad en las próximas Navidades y reducir sus niveles de miedo y angustia en lo posible.

Francisco Arenas, psicólogo
Francisco Arenas psicólogo Foto: F.A.

El afán por proteger a los ancianos de los contagios por Covid-19 puede tener otras consecuencias psicológicas e incluso físicas en nuestros mayores que, bien en residencias o en sus propios domicilios, dejan de recibir visitas y de relacionarse con su círculo habitual de familiares y amigos. El psicólogo Francisco Arenas nos da algunos tips para aliviar su soledad en las próximas Navidades: «La presencia de familiares y amigos puede producirse también a través de las nuevas tecnologías (teléfono, videoconferencias, whatsapp, redes sociales…). El distanciamiento social no tiene por qué implicar aislamiento o abandono. El cariño se transmite también a través de los medios digitales. Una felicitación navideña, un mensaje de cariño cada día puede hacer las fiestas más llevaderas. Y si realmente queremos acompañarles sin riesgo, aparte de hacernos una prueba, podemos hacer cuarentena días antes de las fiestas. Como dice el refrán: «Obras son amores…»

¿Qué efectos pueden originar la ausencia de visitas de familiares a los ancianos?

– La soledad es una circunstancia adversa que afecta a buena parte de nuestros mayores. La ausencia de visitas de familiares a los ancianos puede agudizar el sentimiento de soledad de estas personas. El precario estado de salud que padecen muchas de ellos, las limitaciones físicas de movilidad y la escasez de recursos económicos condicionan a menudo las opciones de las que disponen para distraerse y para relacionarse con terceras personas, por lo que verse privadas de las visitas de sus seres queridos puede constituir un hándicap importante en su estado emocional, que probablemente repercutirá en mayor o menor medida su evolución psicológica y en su salud general.

La rutina, la mejor medicina

¿Cómo influye la restricción o falta de salidas al exterior tanto de quienes están en residencias como en sus propios domicilios?

– La sensación de aislamiento, la alteración de las rutinas, el sedentarismo, la reducción de actividades placenteras, la falta de alicientes… son condiciones que influyen negativamente en cualquier ser humano, por lo que en una persona que por su edad tiene mermada su autonomía o no puede valerse por sí misma la sensación de indefensión puede ser mayor y todo ello puede acabar horadando su salud emocional.

¿Qué ejercicios o terapias pueden aplicar los cuidadores o familares para paliar esos efectos y favorecer  la salud mental de nuestros mayores?

– La restricción de salidas hay que compensarla con otros recursos. Hablar todos los días con otras personas por teléfono o a través de las nuevas tecnologías evitará la sensación de aislamiento social.  En estos momentos se hace especialmente importante que las personas mayores no abandonen los buenos hábitos alimenticios en función de las patologías que puedan presentar, ni la actividad física. Hay que evitar el sedentarismo y huir de los hábitos tóxicos como el tabaco o el consumo excesivo de alcohol por permanecer más tiempo en casa. La vida saludable se hace especialmente importantes en estos momentos. Tener rutinas dentro de la normalidad de siempre ayudará a percibir que la vida no se ha parado, que todo sigue aunque sea de un modo diferente. Por ello, no hay que descuidar la higiene personal, se debe dormir las horas necesarias y mantener los horarios de siempre. Estar ocupado ayudará a aumentar el optimismo y a percibir que la vida es posible a pesar de la pandemia.

Decir siempre la verdad

¿Cuál es la mejor forma de que los ancianos asimilen las ausencias o incluso defunciones de sus compañeros de residencia sin que caigan en la angustia o la depresión?

– La mayoría de las personas sentimos angustia ante la situación que estamos viviendo. Los mayores no son una excepción. La percepción del riesgo puede ser mayor en los ancianos, por lo que las medidas de prevención y protección ante la pandemia que las autoridades sanitarias constantemente nos están recomendando toman una especial relevancia en este colectivo. Sensibilizarles en este sentido les ayudará a controlar el riesgo. Todas las personas que tratamos con mayores debemos ser especialmente cuidadosos para no ponerlos en riesgo. Los contactos físicos, la falta de cuidado en las medidas de prevención y la irresponsabilidad de muchas personas más jóvenes debe controlarse. La mejor forma de reducir el miedo y la angustia es controlar las causas que lo provocan.

¿Es mejor que se enteren de la gravedad de la pandemia por los medios de comunicación o a través de sus cuidadores/familiares?

– Pues dependiendo de las capacidades y estado de cada persona será adecuado que la información les llegue sólo a través de personas allegadas que controlen correctamente los mensajes, o por ambos medios. Si sus capacidades físicas y cognitivas no están demasiado mermadas los mayores tienen el mismo derecho a la información que cualquier otra persona

¿Es bueno que reciban información veraz de todo lo que está ocurriendo? ¿O hay que dosificársela? 

– La manera y la dosis depende de cada persona, pero en general hay que informar. Hay personas a las que por su delicado estado de salud o por su incapacidad cognitiva esta información debe estar muy dosificada y controlada. Pero si su condición física y mental es adecuada hay que explicarles las cosas normalmente. Que una persona sea mayor no implica que no tenga derecho a que se le explique las cosas correctamente. Una información adecuada a los mayores les ayudará a reducir el miedo y la incertidumbre. De todas formas, hay que limitar el tiempo que se dedica a ver noticias por televisión a fin de reducir la preocupación y la ansiedad ante la pandemia.

Rocío Górriz