Apenas faltan unos días para que comience el éxodo vacacional en buscas de sol, relax y chapuzones refrescantes. Todos somos conscientes de la importancia de una buena protección para nuestra piel, pero el dermatólogo Pablo Fernández-Crehuet advierte: «Fundamentalmente nos centramos en ponernos protección solar durante nuestra estancia en la playa o piscina, pero fuera de ambas también hay sol y sobre todo en verano, cuando se multiplican las horas de luz. Además tienen más incidencia los rayos ultravioleta».
Aunque ya sea una práctica cotidiana en los meses estivales, el especialista insiste en la importancia de dedicarle su tiempo: «Siempre se recomienda aplicarla antes de salir de casa: media hora antes puede ser suficiente».
Así mismo, «hay que extenderla bien sin olvidarnos de zonas como las orejas, la nariz, el dorso de la mano o detrás de la rodilla«.
Es más, «se recomienda reaplicar cada dos horas de exposición solar de forma generosa y cuando nos metamos en el agua dependiendo del tipo de protección solar. A saber, «habrá que volver a extenderla al salir del agua aunque a menos que se trate de una fórmula waterproof«.
El orden de los factores
Pablo Fernández-Crehuet asegura que no hay un formato más efectivo que otro: «Da igual que optemos por gel, crema o spray, o que más importa es el factor de protección. A partir de factor 30 suele ser suficiente para una correcta protección contra las quemaduras solares. Y ya la idoneidad de la textura depende de la zona donde aplicar».
No obstante, el dermatólogo apunta a una excepción clara: «En el caso de las pieles grasas, elegir una correcta protección solar puede evitar que salga acné, usando un gel oil free«.
¿Y qué debemos hacer si nos acabamos con el bote de protección el año pasado?
El médico lo tiene claro: «Si está dentro la fecha de caducidad, se puede seguir usando en caso de que esté cerrado. Pero si está abierto y tenemos dudas, lo mejor será desecharlo y comprar otro nuevo y así estaremos protegidos al 100%».


Memoria a flor de piel
Las quemaduras solares tienen muchas consecuencias para la piel. El Dr. Fernández-Crehuet afirma: «Está demostrado que las quemaduras solares durante la infancia tienen un efecto importantísimo en la aparición del cáncer de piel en la edad adulta. Un 80% del cáncer de piel se podría evitar si desde pequeño nos protegemos correctamente y prevenimos las quemaduras solares«.
Y se muestra inflexible al advertir: «No debemos olvidar que el daño solar es acumulativo».
Por otra parte, nos da las claves para identificar las características de los lunares que deben encender nuestras alarmas y llevarnos a la consulta del dermatólogo. «Podemos resumirlo con acrónimo del ABCDE: Asimetría, bordes irregulares (con aristas), color (que aúne dos o tres tonos diferentes), diámetro (mayor de seis milímetros) y evolución (si era pequeño y ha crecido mucho en los últimos meses)
Además, subraya que a raíz de la pandemia ha habido un retraso en el diagnostico del cáncer de piel.
Y destaca: «Según la Sociedad Española de Dermatología, un 20% de las consultas se han retrasado o anulado por parte de la administración por las limitaciones que hubo durante el confinamiento o porque el paciente estuviera asustado y no quería acudir a consulta». El resultado es que «se han diagnosticado un 20% menos de melanomas y no porque la incidencia haya disminuido».
A estas cifras se suma otra no más alentadora: «Se han cancelado hasta un 40% de las operaciones de cáncer de piel, lo que provoca que cuando llegue a quirófano el grosor del cáncer sea superior al que nos esperábamos encontrar en años anteriores».
¡Dale al Play y disfruta de la entrevista al completo!
Rocío Górriz/ Audiovisual: Miguel Valverde