Rosa Llamas, Coordinadora del Área Materno-Infantil del Hospital San Juan de Dios, acompaña y orienta cada día a mujeres llenas de dudas a la hora de acometer la lactancia.
Inmersas en un cóctel de hormonas y un tsunami de sentimientos y sensaciones propias del puerperio, asegura que «el trabajo de cualquier asesora en lactancia materna es trabajar en el confort de la madre y del niño».
Tanto primerizas como madres experimentadas dudan de su idoneidad para amamantar a su propio hijo, ante lo que Rosa espeta nada más conocerla: «Cualquier mujer puede amamantar a su bebé, a menos que haya un problema físico o hormonal previo al embarazo o la gestación. O bien una enfermedad infecciosa como el VIH, en cuyo caso está contraindicada la lactancia».
Arrasa con la incredulidad y los miedos explicando que «todas las mujeres nacemos con una glándula mamaria que se activa en el momento de la gestación y por eso todas tenemos esa capacidad de alimentar a nuestra criatura».
Aún así en muchas futuras madres pesan más los contras que los pros a la hora de elegir la forma de alimentar al recién nacido. «La lactancia es muy escasa y tenemos muy pocas referencias. Y la referencia que tienen actualmente es que se trata de un proceso difícil y laborioso», explica Llamas.
Continúa diciendo: «Muy pocas mujeres se enfrentan al amamantamiento sabiendo que eso es lo que hay y eso es lo que tenemos». La también directora de Comat Matronas habla largo y tendido de las principales preocupaciones de sus pacientes: «La duda más extendida es si el niño se agarrará bien y si les subirá la leche pronto».
Y asevera: «Hay mucha desinformación previa, por lo que la mujer debería informarse previamente para cuando llegue el momento del parto. Y no sólo ella sino todo su entorno porque también éste nos crea dudas e inseguridades en un momento en que, además, la puérpera está débil emocionalmente».
La paciencia es la madre de la ciencia
En la era de las redes sociales, pensamos que vamos a salir del hospital con tipazo, felices y con la lactancia totalmente instaurada pero nada más lejos de la realidad. «Creemos que todos los niños nacen y se enganchan pero tardan un tiempo. En efecto, el crío inicia un reflejo de búsqueda y tarda unos sesenta segundos en prenderse bien del pecho», advierte Rosa Llamas.
Pero una vez que lo ha conseguido ¿por qué no llega el enganche perfecto como por arte de magia? «La principal dificultad a la hora de dar el pecho es conseguir una buena postura. Una mala propicia que el bebé se prenda mal del pezón y surjan las grietas», dice la matrona.
«Durante los primeros días, el bebé está mucho tiempo prendido del pezón. Y un pezón que está continuamente succionado también está escocido. Esa piel hay que cuidarla y tratarla y no siempre se producen grietas». Sin embargo, son muchos los factores que inciden en este proceso de aclimatación: «También incide la fisonomía, forma y tamaño del pezón, así como el tamaño del bebé».
Definitivamente, «la técnica de lactancia requiere un proceso de adaptación para que la madre se acostumbre a darle el pecho de manera confortable al bebé».
La mejor alimentación
Además, es importante saber que «desde la semana 16ª de gestación ya estamos produciendo calostro». Se trata del alimento que segregan las recién paridas en los días inmediatos al alumbramiento. «Se le llama oro líquido y es muy importante saber que eso ya es lactancia materna exclusiva», subraya Llamas.
Y respecto a la cantidad también se muestra contundente: «El bebé nace con el estómago muy chiquitito y la madre produce en función del estómago de su bebé».
No obstante, los resultados siempre se pueden mejorar: «La producción de leche materna es un reflejo exógeno que llega a nuestro cerebro. Si el bebé no succiona, no hay estímulo en el cerebro. De hecho, se dice que en torno al quinto día se instaura una lactancia materna transitoria, que no será definitiva hasta los 15 días».
La supervisora de Enfermería del Área Materno-Infantil del Hospital San Juan de Dios contesta sin tapujos acerca de las famosas ‘ayuditas’ de lactancia artificial durante los primeros días de vida: «Hay niños que necesitan esa pequeña ayuda de leche de fórmula, aunque a priori nadie lo necesita. Nosotros llevamos a cabo un seguimiento exhaustivo de control de peso y tenemos que evitar que la pérdida supere el 10% del mismo».
La matrona insiste en que «la lactancia artificial en los primeros días es un medicamento. Está prescrita por el pediatra».
Y concluye: «No obstante, yo siempre digo que si hay que darle un suplemento al bebé, lo ideal es que la madre se trabaje el pecho y que ese suplemento sea de leche materna. Es decir, la madre se saca leche con un extractor y se la da».
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Rocío Górriz/ Audiovisual: Miguel Valverde y RAM